No tenía pensado realizar ninguna declaración grandilocuente, pero la familiaridad del debate, celebrado ayer en el Ateneo de Sevilla, le invitó a sincerarse con los presentes. El primer alcalde sevillano de la democracia (1979-1983), el andalucista Luis Uruñuela, reveló ayer su convicción de que "la ciudad de Sevilla como tal y la de su autoridad fue postergada" en los preparativos de la Exposición Universal mientras se favorecía al recién investido presidente de la Junta, Rafael Escudero, a quien se quiso "utilizar como imagen de lo que iba a ser la Expo", cuando en realidad "no tenía nada que ver".
Una postergación a la que Uruñuela sólo encuentra a día de hoy tres posibles razones: bien que se quisiera promocionar la imagen de la autonomía, por entonces un "fenómeno político nuevo"; bien porque no se quisiera despertar el recelo de otras ciudades andaluzas, caso de Málaga o Granada; o bien, porque probablemente "ni primero a UCD ni luego al PSOE le hicieran mucha gracia el que un alcalde andalucista encabezara un acontecimiento tan importante", aunque el destino tuviera reservada la "paradoja" de que otro alcalde andalucista, Alejandro Rojas Marcos, inaugurara el evento.
Partícipe de un debate moderado por el director de El Correo de Andalucía, Juan Carlos Blanco, el exalcalde Uruñuela, a quien le tocó hacer la primera propuesta oficial para que Sevilla fuera sede de los acontecimientos conmemorativos del quinto centenario del descubrimiento, insistió en que "se pretendió postergar a Sevilla o al menos diluir su imagen , hasta el punto que se hablaba de la Expo de la Cartuja y no de Sevilla", algo que, a su juicio, no se consiguió gracias en parte al pueblo de Sevilla "auténtico protagonista del éxito de la Expo", lo que "a algunos no le hacía mucha gracia".
El comisario de la Exposición Universal, Manuel Olivencia, otro de los invitados ilustres al debate 20 años de la Expo 92, replicó al exalcalde asegurando que la consigna era "aprender de la historia" y huir de la Expo del 29, una muestra organizada íntegramente por la ciudad y cuyas deudas terminaron atenazándola durante décadas. En el caso de la Expo del 92 la responsabilidad de la organización era del Estado español y no de una ciudad, como en las exposiciones universales de antaño. Olivencia defendió que gracias a la Expo "Sevilla se convirtió en la plaza mayor de la aldea global", una impresión que compartió el director del Gabinete de Prensa de la Expo, el periodista Sebastián García, para quien la muestra del 92 dejó otro "legado más intangible" cual es "el nacimiento de un carácter más emprendedor entre la juventud de Sevilla", algo que, a su juicio, a día de hoy aún "se niega en el resto de España". "Todavía hay periodistas que vienen a Sevilla a informar de los jaramagos de Cartuja".
El director del Departamento de Promoción Turística de la Sociedad para la Exposición Universal de Sevilla 1992, Miguel Villegas, subrayó por su parte "la importancia de la herencia de la Expo", con un parque tecnológico donde a día de hoy se asientan 377 empresas, con 15.065 puestos de trabajo, capaces de facturar al año 1.911 millones de euros. "Sevilla ha amortizado 16 veces la inversión de la Expo", sentenció a tenor de estos datos.
También el exalcalde Luis Uruñuela señaló como "injustas las acusaciones de que Sevilla no ha sabido aprovechar en el tiempo los resultados de la Exposición Universal".
