Currículum vitae y ofrecimientos para trabajar pegados por todas partes; por los toldos, las farolas. Los verá si se da un paseo por el recinto ferial. Y comprobará cómo a menos de un mes para el arranque de la Feria de Abril (aunque este año más bien se podría llamar de mayo), la actividad en el recinto es frenética. Cables, bombillas, máquinas niveladoras para que el albero esté perfecto, camiones y operarios, muchos operarios, conforman la mayor factoría que se puedan imaginar en pleno barrio de Los Remedios. Pues la Feria, en estos días, supone una esperanza y hasta un respiro para muchos parados.
Como es el caso de Daniel Bordoy, un joven que desde hace unos años trabaja en el mantenimiento de una de las casetas más señeras del real, El (también) Real Círculo de Labradores. Y hace de todo, desde pintar hasta cortar maderas o poner los toldos. "Trabajo durante unos meses y después otra vez al paro. Este año se nota que hay menos gente trabajando por la Feria, somos muchos menos." Lo cierto es que, centenares de personas acuden cada día allí a buscar un empleo de lo que sea. "Todos los días viene mucha gente a buscar trabajo. Traen hasta currículum", comenta Alfonso Robledo, un trabajador de la caseta Er 49, mientras enseña las solicitudes que le han traído ese día. Jóvenes sin experiencia y mucho albañil en paro es el perfil que más abunda. "Viene gente de todas las edades este año hay muchos jóvenes con carrera. Es muy triste pero no hay trabajo para todos", comenta Alfonso Robledo.
Algunos han optado por pegar su currículum allí donde mejor se ven. Y qué mejor sitio que los postes de las farolas y las puertas de las casetas. Parece que el recinto se ha convertido en una enorme oficina de desempleo.
La cuestión es que la semana festiva se aproxima y este año los trabajos están mucho más adelantados, por eso de que ha caído en mayo y hay más tiempo. Incluso ya están el 90% de las 300.000 bombillas colocadas. Y además son de las que consumen poco. "El año pasado también se utilizaron y se notó el ahorro. Imagínate, con todas las bombillas que se gastan", explica Juan Blanco, un operario del alumbrado de la Feria, que no del alumbrao que eso es otra cosa.
Por el recinto se entremezclan, bajo una flama insolente y demoledora, los ruidos de los motores de los camiones con los de los martillos. Los protagonistas del real son los propios trabajadores. "En estas semanas la Feria se convierte en mi casa. Tenemos que trabajar mucho para que todo esté listo para el fin de semana antes del pescaíto, que es cuando vienen los socios", comenta Carmelo Rodríguez, un trabajador de una caseta de Gitanillo de Triana. Hay quien ha compartido muchas temporadas de pre-feria. Y claro, eso une. "Hoy, cuando terminemos a las tres, a disfrutar. Hemos organizado un arroz con un grupo de trabajadores de otras casetas. Es que después de tantos años ya somos amigos", explica Carmelo.
Uno de los temas más espinosos para esta Feria será, sin duda, la ley antitabaco. Cuando ya hace más de 100 días desde que entró en vigor ya se sabe que, no se podrá fumar en ninguna caseta del recinto. Por lo que este año, las casetas olerán a las friturillas, a los reconstituyentes calditos de la madrugada y a las típicas tortillas de patatas. El humo del tabaco será parte del pasado. Sin embargo, el asunto traerá cola porque la gente querrá salir a la calle con los vasos y platos con el consiguiente problema que eso acarreará. "Se va a perder mucho material y va haber más suciedad en la calle porque la gente va a sacar la bebida y la comida fuera", señala un trabajador, Alfonso Robledo.
Y si algún listillo se piensa escapar sin pagar con eso de salir fuera a fumar, que se vaya olvidando porque los feriantes van a vigilar con ahínco que se cobre antes de servir. Con todo, a los toldos listados ya se les ha quedado un nombre: cortinas de humo.
