Siempre ha habido dinastías en Hollywood. Ahí están, por citar solo algunas, los Coppola, los Fonda, los Baldwin, los Douglas... Ahora hay que sumar a la lista a los Smith. Will es uno de los pesos pesados de Hollywood, su rey negro (con permiso de Denzel Washington). Aquel muchacho de Filadelfia que en 1990 empezó a comerse a bocados la industria del entretenimiento como El príncipe de Bel Air fue el primer actor que logró consecutivamente ocho taquillazos de más de 100 millones de dólares y se ganó con ese poderío salarios que rara vez bajan de los 20 millones. Y en los últimos años ha conseguido que el segundo de sus tres hijos, Jaden, empiece a alargar la marca de la casa, de la que también forman parte la esposa de Smith, Jada Pinkett, y la hija menor, Willow, aunque la pequeña ha decidido darse un respiro a los 12 años y no protagonizar Annie.
Padre e hijo compartieron el cartel de En busca de la felicidad, la película que colocó a Will Smith a las puertas del Oscar por segunda vez después de la nominación por Ali. Y han vuelto a hacerlo ahora, cuando Jaden roza los 15 años y ya ha tenido un papel de protagonista (en el remake de Karate Kid).
El medio de colaboración ha sido After Earth, un drama posapocalíptico dirigido por M. Night Shyamalan, ideado y producido por el propio Smith. La crítica lo ha hundido y han desertado muchos de sus fans habituales. Y quizá haya sido por el tufillo de cienciología que algunos ven en la película, por más que Smith haya equiparado lo que ocurre en la pantalla no con las enseñanzas de la dianética sino con lo que representa para él ver y guiar a su vástago conforme empieza a adentrarse en Hollywood.
Smith nunca habla públicamente de sus lazos con la cienciología, iglesia para unos, secta para otros, cuyo máximo exponente es su amigo Tom Cruise. Los vínculos, no obstante, están documentados. En el 2007, por ejemplo, donó más de 122.000 dólares a organizaciones de rehabilitación de la cienciología y en el 2009 él y Pinkett Smith abrieron una escuela privada que sigue las enseñanzas de Ron L. Hubbard.
MATRIMONIO ABIERTO La conexión entre Smith y Smith empieza a ser apabullante (aunque se hace difícil imaginar a Will hablando en una entrevista, como ha hecho su hijo, de visitas todos los fines de semana de un mes a Cartier o de su pasión por Louis Vuitton). Igual que hiciera su padre, Jaden rapea (ha grabado con Justin Bieber). Es también versátil y emprendedor y ha lanzado su línea de ropa y estilo de vida. Y de la misma forma que su padre y su madre son objeto de rumores sobre su vida personal (supuesta crisis, supuesto matrimonio abierto), él empieza a sufrir consecuencias no intencionadas de la fama. La fama es divertida salvo cuando la gente se inventa cosas sobre ti, ha dicho el adolescente, al que se ha vinculado con una de las integrantes del clan de telerrealidad de las Kardashians, y que también ha desmentido que quisiera emanciparse al cumplir los 15 el mes que viene. Con papá está bien.
