Cultura

La firmeza de Javier Cortés fue el mejor contenido de la tarde en la Maestranza

La Maestranza acogió ayer una novillada con los más o menos triunfadores de los festejos septiembrinos. Destacó Javier Cortés y el francés Thomas Joubert fue corneado en el escroto por su sexto.

el 04 oct 2009 / 20:54 h.

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El madrileño Javier Cortés firmó la actuación más importante de la tarde.

Sobre el papel era la novillada de los más o menos triunfadores de los festejos septembrinos, el cierre a un decepecionante año para la novillería que acabó haciendo honor a tan desalentadores resultados.

Algo atenazado, al sevillano Luis Martín Núñez no le faltó nunca el aliento de un largo puñado de fieles que cantaron y jalearon lo bueno, también lo regular que intentó el novillero.

El primero de la tarde había sido un utrero manso, protestón y muy berreón al que Martín toreó agarrotado y un punto al hilo, vendiendo bien los templados pases de pecho entre el regocijo de su parroquia. El toro acabó rajándose aunque Luis Martín remachó su desigual trasteo con un espadazo fulminante que le sirvió para dar la vuelta al ruedo.

Algo más suelto, Martín Núñez pecó de llevar el lance hecho al recibir al flojo cuarto. Inició la faena con un pase cambiado y lo toreó con pulcritud, también un punto despegado.

El tono mejoró al natural y animó hasta a la música aunque el novillo, parado a pesar de su nobleza, no quiso unirse al guateque. Aún hubo un epílogo diestro y unas estropajosas bernardinas pero esta la vez la espada no quiso entrar a la primera y sus ruidosos deudos dejaron los pañuelos guardados.

Firme y macizo en el concepto, Javier Cortés aguantó las paraditas y los frenazos del segundo de la tarde, otro novillo deslucido que se quería quitar la muleta de la cara y que, con nula entrega, le acabó levantando los pies del suelo. Pero Cortés no volvió la cara a pesar del evidente peligro que suponía estar delante de este animal incierto que podía mandarle al quirófano en cualquier momento.

Abusando de su entrega volvió a ser prendido, afortunadamente otra vez sin consecuencias. Entrando a matar volvió a ser alcanzado y en esta ocasión sí acusó la fuerte paliza.

Con el quinto, Cortés se templó a la verónica y volvió a entregarse a pesar de la aspereza de su enemigo, un novillo tardo y de viajes cortos al que llevó siempre tapado y muy dominado hasta llegar a torearlo con verdadera calidad. Por aptitud y actitud, el madrileño fue el más destacado de esta novillada final. Que vuelva.

Thomas Joubert, que había despertado cierto interés en su actuación anterior, se perdió en un mar de voces con el tercero de la tarde, un novillo remiso y soso al que debió echar abajo antes. Con el sexto, el más potable, pecó de falta de alma. Perdido en su laberinto, fue volteado de fea manera y corneado en el escroto.

Ficha del festejo:

Ganado: Se lidiaron seis novillos de José Luis Pereda y La Dehesilla, bien presentados. El primero resultó manso. Con peligro sordo, el segundo y remiso el tercero. Flojo y noble el cuarto. Tardo y corto de recorrido el quinto y alegre y algo tardo el sexto.

Novilleros: Martín Núñez, vuelta al ruedo y ovación tras aviso.

Javier Cortés, ovación y palmas.
Thomas Joubert, silencio. Herido por el sexto.

Incidencias: Un cuarto de entrada. Thomas Joubert fue operado de una cornada en el escroto con evisceración de testículo de pronóstico menos grave.

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