Tras cruzar el dintel del Templo y al término del himno nacional la Agrupación Musical Nuestra Señora de Valme comenzó a tocar Señor de Pasión -de Ruiz Delgado- y Nuestro Padre Jesús de la Victoria -de José Manuel Mena Hervás, el director de la Banda-; ambas acompañaron la chicotá de salida. El Señor, sobre monte de clavel sangre de toro estrenaba túnica morada con matices azules, donada por María Jesús Fruto Periáñez.
Un tramo de penitentes - con una cruz y la mayoría, rosario en mano- y empezó a desfilar un grupo de pequeños nazarenos de los que llamaba la atención que tenían el antifaz abajo, guantes y portaban su vara o cirio; así iba Jorge González, de cinco años. Su padre, del mismo nombre, costalero del Señor iba a su lado, nos contaba que lleva saliendo en la cofradía desde que tenía tres meses y que "sí, es muy formalito; el año pasado casi hizo la Estación completa y este año creemos que la hará. Siempre va acompañado, cuando tengo que entrar bajo el paso se quedan con él mi padre o mi esposa".
El palio de la Virgen del Amparo procesionó de luto por la Duquesa del Infantado, madrina de la hermandad y en la salida, al término de la marcha Costalero de la Virgen de la Paz que interpretó la Banda de Música Santa Ana, le dedicaron una saeta.
A lo largo del recorrido, esta cofradía hizo parada en la Unidad de Estancia Diurna AINCOS, donde los ancianos, familiares y trabajadores ofrecieron flores y peticiones y fue destacado, como siempre, su paso por el callejón Cruz.