Economía

La inyección de los bancos centrales amortigua el desplome de las bolsas

Nada para suficiente para apaciguar los mercados. Ni siquiera la inyección de liquidez de 180.000 millones de dólares que acordaron ayer, como medida excepcional y nunca vista, los seis principales bancos centrales del mundo.

el 15 sep 2009 / 12:01 h.

Nada para suficiente para apaciguar los mercados. Ni siquiera la inyección de liquidez de 180.000 millones de dólares que acordaron ayer, como medida excepcional y nunca vista, los seis principales bancos centrales del mundo.

La inyección de liquidez pactada por los seis mayores bancos centrales del mundo para hacer frente a la escasez de financiación en dólares en todo el mundo, amortiguó ayer parcialmente la caída de la bolsa española, pero no logró despejar las incertidumbres que plantea la crisis financiera internacional.

Esta medida, con la que la Fed y el resto de bancos centrales se presentan como garantes últimos de la solidez del mercado financiero global, persigue que se pueda proporcionar financiación en dólares a las entidades comerciales de cada una de esas zonas. Las entidades encargadas de diseñar la política monetaria de las principales economías del mundo se vieron obligadas a lanzar este golpe de efecto porque los bancos prácticamente se negaban a prestarse unos a otros, lo que paralizó los "vasos capilares" financieros.

Sin embargo, esta acción concertada para aligerar "las elevadas presiones sobre los mercados de suministro de dólares a corto plazo", alivió a los mercados, pero no fue suficiente. El Íbex 35 retrocedió un 0,28% y registró otro mínimo anual (10.631,60 puntos), que lo sitúa en el nivel más bajo desde diciembre de 2005. Y en las bolsas europeas se repitió la tendencia. La caída de Wall Street arrastró a las bolsas europeas al terreno de las pérdidas en los últimos compases de una negociación en la que parecía que se habían estabilizado.

Londres perdió un 0,7%, Fráncfort cerró en tablas con una subida del 0,04% y París perdió un 1%. La inyección de efectivo dio un respiro a los mercados, que subieron la mayor parte de la jornada bursátil alrededor del 1%, pero el giro al negativo de los mercados de valores estadounidenses por la caída de los bancos arrastró a la renta variable del Viejo Continente.

Los 180.000 millones de dólares que puso hoy la Reserva Federal a disposición de bancos centrales europeos, de Canadá y Japón son la mayor intervención con dólares en la historia, según Philip Suttle, director de macroeconomía del Instituto de Finanzas Internacionales, la mayor asociación de banca del mundo.

Su meta era desbloquear las vías de financiación a corto plazo de los bancos extranjeros con activos en dólares. Ese mecanismo de préstamos entre bancos es la piedra angular del entramado financiero, porque permite a las instituciones administrar sus recursos e invertir los fondos donde el dinero es más productivo. Pero todo interés en rentabilidad se esfumó ayer de los consejos de administración, que prefirieron poner el dinero debajo del colchón, y el flujo interbancario entre Estados Unidos y Europa virtualmente se detuvo.

"Hay un sentimiento de pánico", dijo Diane Swonk, economista jefe de Mesirow Financial. "El efecto más poderoso de la intervención es restablecer la confianza", opinó.

La acción coordinada de los principales bancos centrales del mundo por lo menos detuvo el desplome de las bolsas, pero su intervención no hizo nada sobre el problema subyacente, que es la pérdida de valor de los activos por la crisis inmobiliaria en EEUU.

Los bancos internacionales también se resienten del hundimiento de los mercados inmobiliarios en Reino Unido y España, y de las dificultades de las empresas de todo tipo por la debilidad económica, según Shuttle.

Ante la magnitud de la bola de nieve que se ha formado, han ganado fuerza las voces que piden una acción más contundente de las autoridades económicas.

Las medidas que han anunciado llegan cuando el terremoto financiero que vive estos días Wall Street ha comenzado a amenazar a entidades de otros países. El vía crucis que viven estos días muchos de los mayores bancos de inversión y aseguradoras de Wall Street provoca que ya no haya confianza ni en las entidades que en principio presentan una contabilidad saludable. El ejemplo de este fenómeno es que ha tenido que ser la Fed estadounidense la que salga en rescate de la aseguradora en apuros, AIG, la mayor del mundo.

Ante la posibilidad de que la esclerosis del sistema financiero estadounidense se contagie, y dada la reticencia de las entidades financieras privadas a prestarse dinero entre sí, el Banco de Inglaterra y el BCE anunciaron sendas ofertas de 40.000 millones. El Banco de Canadá avanzó inyecciones de 10.000 millones de dólares y el Banco Nacional Suizo un máximo de 15.000 millones. Por su parte, el Banco de Japón acordó con la Fed un intercambio de divisas por valor de 60.000 millones para suministrar préstamos en divisa estadounidense en el mercado nipón.

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