Saldaña incorpora un elemento de discriminación positiva en el nuevo marco de ayudas rurales 2007-13, que suma 3.764 millones de euros, para beneficiar a los pueblos que realmente lo necesitan y pierden población frente a las iniciativas en áreas metropolitanas.
El Pedroso, Écija y Dos Hermanas. La primera, aún muy vinculada al campo. La segunda, una agrociudad. Y la tercera, área metropolitana. Para cada una de estas localidades, la subvención al desarrollo rural -confinanciada por Bruselas, el Gobierno central y la Junta de Andalucía- será distinta y no igual como hasta ahora. "Se acabó el café para todos", sentenció ayer el consejero de Agricultura, Isaías Pérez Saldaña.
En estos momentos, las inversiones con aquel tipo de incentivos no discriminan comarcas, sino que el porcentaje es común sea para la rural Cazalla de la Sierra, sea para la urbana Alcalá de Guadaíra. En cambio, para el entrante marco comunitario de financiación, estrenado este año y con vigencia hasta 2013, se establecerán tres porcentajes con el objetivo de favorecer más a los pueblos y menos, pues, a las urbes.
Saldaña explicó que la nueva regulación autonómica para este tipo de subvenciones, que suman 3.764,1 millones de euros para el septenio, recoge un incentivo máximo del 80% para las zonas más rurales, en las que aún perdura el despoblamiento, un 50% para las agrociudades, donde la industria alimentaria juega un papel vital, y un 20% para los municipios integrados en las coronas metropolitanas de las capitales, e incluso en el litoral.
Los criterios que se han tenido en cuenta para esa nueva norma, agregó el consejero, han sido los demográficos (despoblamiento), el socioeconómico (nivel de renta) y la situación de las infraestructuras de transporte y comunicación. El Programa de Desarrollo Rural 2007-13, que concretará todas las medidas, está todavía pendiente de aprobación.
¿Qué áreas recibirán el máximo apoyo? Saldaña enumeró la Sierra Norte de Sevilla, el Andévalo onubense, el cordobés Valle de los Pedroches, las Alpujarras granadina y almeriense y las zonas próximas a los parque naturales. No obstante, aclaró, no hay que olvidar las localidades que, aun estando catalogadas de agrociudades, como las sevillanas de Lebrija o Los Palacios y Villafranca y, en general, todo el Bajo Guadalquivir, han quedado perjudicadas por las reformas europeas de las ayudas al algodón y la remolacha.
Estos criterios de la Consejería tienen en cuenta aspectos socioeconómicos ignorados por el Ministerio del ramo en su Ley de Desarrollo Rural, que pretendía excluir de la financiación pública, y salvo excepciones, los municipios con más de 20.000 habitantes, si bien dejaba la puerta abierta al diálogo con las comunidades.
variedad. En el desarrollo rural cabe de todo. El titular andaluz de Agricultura instó a tener amplias miras a la hora de concebirlo y, a modo de ejemplo, señaló que un tanatorio o una peluquería tienen tanto derecho a percibir incentivos como otras iniciativas más grarias siempre y cuando creen empleo y diversifiquen la economía.
