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La Junta hace valer el diálogo social en plena tensión con la CEA

Griñán reúne hoy a los agentes de la concertación, descontentos con el desarrollo del pacto. El presidente de la patronal ha ofrecido a UGT y CCOO un acuerdo para captar inversiones al margen del Gobierno andaluz.

el 20 feb 2011 / 20:44 h.

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El presidente de la Junta y el presidente de la CEA en la última reunión de la concertación, el 17 de enero.
La gira emprendida por el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, para vender las bondades del pacto social alcanzado para la reforma de las pensiones recala hoy en Andalucía y la Junta quiere aprovechar la ocasión para poner en valor la concertación con sindicatos y patronal como una seña de identidad de la comunidad. Una concertación que, si bien es cierto que se mantiene de forma ininterrumpida desde hace más de 15 años, no está exenta de tensiones.

 

Si hace unos meses, en pleno periodo prehuelga general, fueron los sindicatos quienes sacaron los colores a la Junta por la parálisis de los acuerdos alcanzados y le exigieron retomar las reuniones para priorizar medidas anticrisis, la reunión de hoy no llega en el mejor momento de las relaciones del Gobierno con la patronal. Hace apenas cuatro días, el presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), Santiago Herrero, aprovechó su intervención en la asamblea general para marcar distancias con la Junta e incluso proponer a UGT y CCOO un pacto al margen de ésta para atraer inversiones a la comunidad.

Herrero criticó que la concertación no está funcionando "como debiera" y acusó al Gobierno de Griñán de "falta de estrategia clara" ante la crisis. En el auditorio estaban como invitados los líderes sindicales, Manuel Pastrana (UGT) y Francisco Carbonero (CCOO), quienes reconocieron que algo habían hablado con la CEA al respecto aunque negaron que el hipotético pacto venga a sustituir a la concertación, cuya eficacia defendieron aunque también reclamaron a la Junta un impulso.

Su discurso no ha variado mucho desde su última reunión con Griñán, el pasado 17 de enero, cuando los convocó por separado para abordar propuestas anticrisis. Entonces, Herrero ya se mostró "muy insatisfecho" con el grado de cumplimiento de los acuerdos adoptados y los sindicatos reclamaron medidas concretas para el empleo cuanto antes. El Gobierno ya había anunciado la supresión de los 426 euros para los parados de larga duración pero no las ayudas sustitutivas para formación.

El último Acuerdo de Concertación Social, el séptimo, se firmó en noviembre de 2009, ya en plena crisis y tras una negociación nada fácil por el enfrentamiento entre sindicatos y patronal debido al bloqueo a la negociación colectiva y con los ecos de la ruptura de relaciones a nivel estatal. La Junta puso todo su empeño y emprendió reuniones bilaterales para sacar adelante el pacto. Lo logró pero desde la foto de la firma pasaron meses sin reuniones y los agentes sociales amagaron con la ruptura.

Hubo reunión en mayo y compromiso de impulso pero pocas concreciones. Mientras, acuciada por la crisis, la Junta emprendió medidas de ajuste que no gustaron nada a los sindicatos, como el recorte salarial a los funcionarios en julio al igual que el del Gobierno central o la reordenación del sector público por decreto ley, un frente que la Junta logró reconducir con UGT y CCOO al pactar cambios en el segundo decreto y en el posterior proyecto de ley. Antes de verano, la huelga general del 29 de septiembre ya era un hecho y en ese clima las relaciones prácticamente se anularon. Sólo después del paro, y de nuevo tras el ultimátum sindical por el estancamiento del pacto y las decisiones unilaterales de la Junta, como la supresión del plan Proteja para la contratación de parados en obras municipales, hubo una reunión de alto nivel en octubre.

Desde entonces, la concertación no ocupó un lugar destacado en la agenda política -salvo la reunión de enero-, marcada por el conflicto del sector público en el que UGT y CCOO han sido los únicos aliados de la Junta (sus líderes llenaron la tribuna de invitados del Parlamento cuando el jueves se aprobó la ley con el rechazo del PP, la abstención de IU y miles de funcionarios convocados por los sindicatos y plataformas sectoriales manifestándose en la puerta). No obstante, UGT y CCOO han medido sus pasos de acercamiento a la Junta en este tiempo mirando de reojo lo que ocurría en Madrid con la reforma de las pensiones, conscientes de que si estallaba la guerra, con otra huelga, en Andalucía no podrían proyectar un gran entendimiento con un gobierno socialista.

Del lado de la patronal, también ha habido condicionantes externos. Durante la candidatura de Santiago Herrero a la presidencia de la CEOE hubo un deliberado desmarque del Gobierno socialista e incluso un acercamiento al PP, con foto incluida. Tras las elecciones, la posición de Herrero no parece haber cambiado mucho. No duda en arremeter contra la Junta incluso en aspectos en principio anecdóticos como las Medallas que concede el Gobierno por el 28-F. Herrero no acudirá este año a la entrega porque no hay ningún empresario distinguido. La Junta le recrimina que hay otros ámbitos para dirimir diferencias y pide a Herrero que reflexione. Quizás en la reunión de hoy Griñán aproveche para convencerle.

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