Cultura

"La mejor película es la que el lector ve en su mente"

Carlos Ruiz Zafón regresa con ‘El prisionero del cielo’, tercera entrega de su exitosa tetralogía.

el 16 nov 2011 / 21:49 h.

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La cita fue ayer en la Ciudad Condal, en la muy gótica  antigua capilla de los Ángeles. Y para que no faltara un detalle, llovía a cántaros, "como ocurre en mis novelas, aunque haya quien se queje alegando que en Barcelona no llueve nunca", bromeó Carlos Ruiz Zafón ante un centenar de periodistas llegados desde todos los rincones de España e Italia, Estados Unidos, Argentina... La ocasión justificaba el despliegue: la presentación a nivel mundial de El prisionero del cielo (Planeta),  tercera entrega de la tetralogía que iniciara en 2001 con La sombra del viento y continuara en 2008 con El juego del ángel.

Una vistosa escenografía reproduciendo el ya célebre Cementerio de los Libros Olvidados y la periodista Gemma Nierga como maestra de ceremonias fueron otros alicientes de un acto en el que el autor best-seller adelantó que "la trama que arrancó con La sombra y que se complica y oscurece con El juego cruza ahora el ecuador y las piezas del rompecabezas empiezan a encajar".

Aunque Ruiz_Zafón subraya que "cada una de las novelas son independientes, pero están interconectadas. Mi idea era que la lectura de cualquiera de ellas altere la de las otras. En este sentido, creo que El juego del ángel pudo ser una precuela de La sombra del viento, y El prisionero del cielo una secuela, pues arranca un año después del final de La sombra", agregó. 

Se trata, pues, del esperado reencuentro de los lectores con personajes como Daniel, Fermín, Bea o Barceló, sólo que ligeramente cambiados. "Vemos cómo Daniel ha crecido, se empieza a complicar, descubre algunas cosas en su interior y una gran necesidad de saber", explicó Ruiz Zafón. "Fermín, en cambio, intenta siempre ser la mejor versión de sí mismo, y ahora descubriremos que hay más de lo que sabíamos, que guarda un gran secreto que va a poner el mundo patas arriba. Pero sobre todo hay en él una enseñanza moral: somos lo que somos en función de cómo jugamos las cartas que la vida nos ha entregado", sentenció.

Un millón de ejemplares de El prisionero del cielo llegará hoy a los escaparates de las librerías de toda España e Hispanoamérica, y el año próximo empezará a ser traducido en todo el mundo. Una cifra todavía lejana de las cotas alcanzadas con La sombra del viento, la obra que le consagró como escritor de éxito, y de la que lleva vendidos más de diez millones de ejemplares y ha sido traducida a 36 idiomas.  

¿CINE? no, gracias. Interrogado acerca de su resistencia a dejar que sus novelas sean adaptadas al cine, Ruiz Zafón afirmó que estos libros "están construidos para que funcionen a varios niveles, y su parte visual es sólo uno de ellos. Pero creo que es bueno que la narrativa se siga alimentando de otras fuentes, como el periodismo, el teatro, la poesía, incorporando recursos que enriquecen el aparato narrativo de la novela", dijo.

"Creo que tanto La sombra del viento como El juego del ángel y El prisionero del cielo son novelas sobre libros y sobre quienes los leen, los roban, los destruyen. Sería un error intentar convertirlos en otras cosas. No hace falta que todo se convierta en película, en serie de televisión o en videojuego", aseveró. "Además, la mejor película es la que el lector ve en el teatro de su mente. No hay mejor sonido ni mejor imagen que la que proyectará él mismo en su cerebro".

Por último, Ruiz Zafón se refirió a la visión de Barcelona que aparece en sus novelas "no tanto como un escenario, sino como personaje, una barcelona más estilizada que no encontraremos si salimos a la calle, pero que tiene mucho que ver con aquella gran hechicera de la que hablaba el poeta Maragall".

Y para demostrar que conoce bien al objeto de su inspiración, confesó incluso una anécdota personal: "Tuve una infancia dickensiana light", bromeó. "Mi padre era, y es aún, agente de seguros. Se había pateado Barcelona entera, y un buen día me dio una pila de recibos para que yo fuera repartiéndolos entre los clientes. Yo iba por toda la ciudad, hasta los tugurios más infectos, a cobrarles sus seguros. Eso me permitió colarme en cada manzana y ver cómo la gente vive por dentro, porque cuando eres niño se olvidan de que estás ahí".

Sobre la cuarta entrega de la saga, Carlos Ruiz Zafón se muestra tan reacio a imponerse plazos como siempre: "Es peligroso plantearse fechas, pero digamos que en dos o tres años se sabrá el gran final", apostilló.

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