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La paradoja del 22M

El PSOE ganaría las elecciones andaluzas, pero se quedaría lejos de la mayoría absoluta. Según la encuesta de Deimos, los andaluces rechazan de plano todo tipo de pactos de gobierno.

el 08 mar 2015 / 11:05 h.

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Por Diego M. Díaz, Carmen Prieto y Rafael Avilés (Gráficos) elecciones-graf-01 Andalucía se enfrenta en quince días a dos desafíos de órdago, el futuro próximo de la región y la primera prueba de fuego del bipartidismo. La posta inaugural del trepidante ciclo electoral de 2015 profetiza nuevas y bruscas realidades políticas en un parlamento atomizado. El lunes 23 se dibujará una cámara regional inédita, en vilo por conocer los acuerdos, quizás puntuales, que la hagan gobernable. El estudio de opinión realizado por Deimos Estadística para El Correo de Andalucía proyecta un paisaje político sin mayorías, el total desafecto ciudadano a los pactos como opción de gobierno y la superación del binomio histórico entre socialismo y ámbito rural. Susana Díaz ganará las elecciones andaluzas, aunque se quedará lejos de la mayoría absoluta. Los otros dos partidos presentes en el arco de la IX Legislatura, Partido Popular e Izquierda Unida, se desploman de forma severa. El trasvase de votos favorece la aparición de dos fuerzas emergentes, Podemos, que irrumpe con inusitada potencia y Ciudadanos, ambas por delante de la coalición liderada por Antonio Maíllo. elecciones-graf-02Más de tres décadas alumbran el gobierno socialista en la región más poblada del país. En este tiempo ha imperado un casi tiránico dominio en sufragios del PSOE, únicamente templado hace tres años, cuando Javier Arenas cerró la jornada electoral del 25 de marzo con el crudo consuelo de «sólo» conseguir ser la lista más votada. La suma de los apoyos al flanco izquierdo del espectro otorgó la llave del gobierno a José Antonio Griñán, que logró in extremis contener al que hubiera sido primer gobierno de la derecha en la comunidad. La dimisión de Griñán y el ascenso de Susana Díaz como presidenta de la Junta, unido al desarrollo del a la postre fallido acuerdo de gobierno con IU, la ruptura unilateral del pacto y convocatoria electoral, puso un dique en tierra andaluza a la marea de pérdida de relevancia que ha sufrido el socialismo patrio. El anticipo planeado por Susana casi le da razón, porque recupera la hegemonía, pero la deja lejos de la mayoría absoluta. Según Deimos Estadística, el PSOE acabará la noche electoral con cierto sabor agridulce. Ganará las elecciones con el peor resultado de su historia. El estudio de opinión le otorga el 33,38 por ciento de los votos, unos seis puntos menos que en 2012. Más allá del retroceso que supone, y a tenor del panorama que se presenta en el conjunto de la nación a partir de este 22 de marzo, con autonómicas y municipales en mayo, catalanas en septiembre y generales previstas para finales de año, Andalucía seguirá siendo el principal sostén del partido de la rosa. El gran damnificado de las próximas andaluzas será el PP de Juan Manuel Moreno. Entre lo conseguido en los anteriores comicios –el mejor resultado por escaños de su historia– y los votos que obtendrá dentro de dos semanas, media un precipicio. Los populares se dejan 15 puntos en tres años (25,7 por ciento), mandando al traste lo conseguido en un último cuarto de siglo de impulso en la comunidad. El sondeo los sitúa en guarismos de 1990, recién refundados de su antepasado Alianza Popular, en la concurrencia electoral previa al desembarco de Arenas como líder de la derecha sureña. La llegada del político de Olvera supuso el despegue del PP como verdadera alternativa de gobierno, aunque hasta el momento, no han conseguido materializar ese supuesto. El 22M los dejará aún más lejos de conquistar San Telmo. elecciones-graf-03El quid de las andaluzas viste de púrpura. Podemos se encarama al tercer escalón del hipotético podio de fuerzas parlamentarias. Su resultado no puede ser catalogado como una sorpresa, visto el avance que han experimentado en el último año, llegando a rivalizar incluso por el liderazgo de la política nacional. En Andalucía, a la hora de la verdad, aún no desbancan a las fuerzas tradicionales, pero sí las avistan en un horizonte cercano. El partido se enfrenta a su primer examen público de relevancia, precisamente en la comunidad que más se les resistió en las elecciones europeas, la cita electoral que adivinó su nacimiento como fenómeno político. Las andaluzas son la navaja de doble filo de Pablo Iglesias, el bocado al bipartidismo que los desate de forma definitiva o el freno que supondría una colecta de votos inferior a los que se le auguran. La cúpula del partido ha optado para tan trascendental cita por una candidata de perfil radical, con fuertes orígenes activistas. Teresa Rodríguez, gaditana eurodiputada, puede llegar hasta el 22,3 por ciento de los sufragios. El porcentaje, nunca antes conseguido por una tercera fuerza en la región, se sustenta con votos robados a PSOE e IU. Al respecto de las europeas, el 32 por ciento de los votantes de IU declaran que ahora apostarán por Podemos, igual que el 13 por ciento de los que en mayo de 2014 eligieron al PSOE. El trajín de papeletas también beneficia a la que sí puede considerarse fuerza sorpresiva del Parlamento Andaluz que se conforme. El desembarco de Ciudadanos en Andalucía ha calado y en su primera concurrencia se postulan incluso a formar grupo parlamentario propio, y quizás, albergar llave de gobierno. Aún están lejos de este último supuesto, pero el sondeo los ubica con un resultado que hace unas semanas se antojaba improbable. Los de Albert Rivera, encabezados en Andalucía por el teniente de alcalde en Sanlúcar de Barrameda, Juan Marín, se acercan al ocho por ciento de los votos del 22M. En la localidad gaditana, Marín comparte gobierno local de coalición con el PSOE. Ciudadanos vincula su exitosa aparición en la región gracias a una aún difusa definición ideológica del partido, multicomprensiva, aunque con cierta tendencia a la derecha, provocando así la merma de votos del pósito popular. elecciones-graf-04 Como el PP, Izquierda Unida se hunde en Andalucía. La coalición puede pasar de formar gobierno y albergar la vicepresidencia de la Junta a batallar por conseguir grupo parlamentario propio. El coordinador regional y cabeza de lista, Antonio Maíllo, apenas conseguiría superar el seis por ciento de los votos, cinco puntos menos que en 2012. Sólo la mitad de los votantes de IU en las europeas estaría dispuesto a repetir el signo de su papeleta el 22M. El resultado previsto es una auténtica debacle para un partido que firmaría sus peores resultados en una elecciones autonómicas andaluzas. Atribución de escaños Estos porcentajes arrojan un panorama ingobernable en la región. Susana vence y saca distancia a PP y Podemos, pero no alcanza la ansiada mayoría. El Parlamento se fragmenta en cinco, con cuatro grupos parlamentarios. El PSOE alcanzaría los 40 diputados, siete menos que en 2012; el PP pierde 17 escaños, quedándose en 33 y Podemos cosecharía 25. Lejos quedan Ciudadanos (7 escaños) e IU, con cuatro, que no tendría opción de formar grupo parlamentario. Este sería el panorama de un futuro tripartidismo, con mínimas similitudes en el Parlamento que se conformara tras los comicios de 1994. Entonces el PSOE se quedó en 45, el PP en 41 y IU en 20. En esa ocasión no hubo pacto, y tras dos años de inestabilidad –provocada por la pinza entre PP e IU– Chaves convocó elecciones en 1996, tras las que pactó con PA. El momento actual requiere pactos entre los tres grandes, únicos con escaños suficientes para alcanzar los 55 que marcan la mayoría parlamentaria. Sin embargo, la ciudadanía rechaza esa fórmula de gobierno. El 27 por ciento de los electores no quiere que se repita un nuevo acuerdo entre partidos, en cualquiera de los signos que compongan el trato. Además, apuestan por incluso repetir las elecciones si ningún partido se lleva el gato de la mayoría al agua. Este supuesto es del todo imposible, dado que la ley electoral no contempla una segunda vuelta en caso de que no se alcance el escalón de gobierno en solitario. Díaz podría aventurarse a gobernar en minoría. De hecho, la candidata socialista ya avanzó que no está en sus planes pactar con PP ni Podemos. Aún restan dos semanas para el día D, pero la paradoja está servida: el ciudadano no otorga mayorías, pero rehúye de los pactos. Una ecuación de compleja solución. La revolución de Podemos también conquista el campo El auge de Podemos y de otros partidos emergentes, como Ciudadanos, dibujará un panorama muy diferente tras el 22M en el Parlamento andaluz. No obstante, la fuerza que lidera Pablo Iglesias será la que tendrá la llave del gobierno en Andalucía a tenor de los resultados que se desprenden de la encuesta de Deimos Estadística. Y es que su «revolución» –Teresa Rodríguez lograría 25 escaños– no ha conquistado solo a los andaluces de las grandes ciudades (más de 100.000 habitantes), donde recaban el 23,04 por ciento de los votos (el PSOE, 32,66 por ciento y el PP, 28,10 por ciento), sino también a los de los municipios medios, donde arrebata votos al bipartidismo: 23,53 por ciento en los pueblos de 5.000 a 10.000 habitantes y 21,43 en las ciudades de 10.000 a 100.000.

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