Sin embargo, en la segunda mitad y con 2-0, el conjunto de Nervión careció de la calma necesaria para ralentizar el ritmo que impuso un Valencia colérico.
Jiménez, previsor, optó por un 4-4-2 de inicio. El arahalense sacrificó a Luis Fabiano y formó en ataque con Negredo y Kanouté. Emery, cauto y especulador, reculó desde el inicio y entregó la responsabilidad de controlar la posesión del esférico a Albelda y Marchena.
Con Miguel multiplicándose en las transiciones ofensivas, Fernando Navarro fijó su marca con suficiencia y Escudé y Stankevicius, soberbio, se unieron en el achique de espacios a la labor de los laterales.
Y cuando el Valencia asía la carta de la fortuna y buscaba con relativa frecuencia el área de Palop, Negredo irrumpió en el encuentro para liderar a los andaluces, fabricar un gol de lujo, -pura elegancia con una vaselina-, y sentenciar el pleito.
El madrileño retrasó su posición para conectar con Renato y Zokora y generó espacios para que Kanouté, más estático, creara peligro desde la segunda línea. Un triunfo con mayúsculas.