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La Policía busca a un grafitero por pintar con ácido 40 escaparates

El sospechoso es un erasmus francés que ha sido identificado. El comercio lo acusará por la vía penal.

el 30 nov 2012 / 22:10 h.

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El graffiti de la tienda Novias Cira.
Cuando Isabel Perdigones vio el grafiti grabado con ácido en el escaparate de su tienda, Novias Cira, en plena Plaza del Pan, no daba crédito: un dibujo con el número 38 y el nombre Shaku sobre su triple cristal de seguridad, valorado en 2.400 euros. Pero no era la única. En su entorno cercano, las dos zapaterías de Paco Rodríguez, la confitería Los Angelitos, la tienda Cuadros y una larga lista de comercios que llega hasta la librería Rayuela, en la Encarnación, habían sufrido el mismo grafiti. Más de 40 se vieron afectados por un destrozo que, tirando por lo bajo, habría causado daños por valor de 40.000 euros. Eso sería calculando 1.000 euros por cristal, aunque lo habitual es el doble.

Los comercios denunciaron el caso ante el grupo Giralda de la Policía Local, que contó con la ayuda inestimable del restaurante El Rincón, cuyas cámaras de seguridad grabaron al grafitero pintando su cristal rodeado por unos amigos. A los camareros les fue fácil identificarlo: el grupo había estado cenando allí esa misma noche, armando un poco de ruido al pedir sangría. El aspecto del grafitero además les resultó característico, con el pelo un poco largo y barba.

En el video de seguridad se aprecia el momento perfectamente: con la calle vacía, seis jóvenes se acercan al restaurante El Rincón, bebida en mano. Son cuatro chicas y dos chicos. El primero, más decidido, es el grafitero, que comprueba asomándose a una esquina que nadie se acerca por la calle de enfrente. Luego, con un pequeño bote de espray, se acerca al cristal y sin dudar realiza la firma. Tarda apenas 17 segundos. Los demás jóvenes miran, y al final, uno incluso se dirige al grafitero como si quisiera pedirle el espray o sugerirle algo en el dibujo. Durante varios segundos todos contemplan fijamente el escaparate, hasta que empiezan a pasar otros viandantes, y entonces se van. El grafitero, tras dar una vuelta a la manzana, todavía regresa y mira el cristal de reojo al pasar, como un paseante más.

No acabó ahí la osadía del grupo: al día siguiente los camareros vieron pasar de nuevo al grafitero junto al restaurante El Rincón. Llamaron a la Policía, lo siguieron e insistieron hasta que unos policías nacionales accedieron a identificarlo. Sin embargo, al no tener ninguna orden contra él porque no habían recibido la denuncia puesta ante la Policía Local, lo dejaron marchar. Cuando finalmente el grupo Giralda lo identificó, fue imposible localizarlo. Al parecer se ha ido de Sevilla. Los agentes sí confirmaron a los comerciantes que era un estudiante erasmus francés, que había estado alojado en una residencia juvenil.

Los hechos ocurrieron hace un mes, pero la asociación Alcentro, que ha unificado las 40 denuncias de afectados, ha recurrido a la vía penal para que se localice al sospechoso y se celebre el juicio. Considera que no se trata de un mero acto vandálico, sino que al usarse una sustancia corrosiva puede aplicarse el artículo 263.2, que castiga los daños con penas de entre uno y tres años de cárcel y una multa.

La asociación de comerciantes que preside Enrique Arias precisó ayer a través de un comunicado que, al estar identificado, se ha dictado una orden de busca y captura internacional contra él, por si hubiera regresado a su país.

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