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La Policía empezó a vigilar a Miguel a las 36 horas de la desaparición

el 15 sep 2009 / 22:53 h.

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D.S./I.C./R.V./D.C.

La Policía vigiló a Miguel Carcaño estrechamente y con todos los medios a su alcance desde el segundo día de la desaparición de Marta del Castillo. Ese cerco permitió a los investigadores conseguir los indicios que llevaron a su detención por la muerte de la joven. Es el principal sospechoso del crimen y se considera que, con su amigo Samuel Benítez, arrojó su cuerpo al río.

 

Las sospechas que la familia de la joven de 17 años Marta del Castillo tuvo sobre Miguel, el chico de 19 años con quien la niña había estado saliendo y el último que la vio antes de que desapareciera, tuvieron su eco en la investigación policial desde el primer momento. La ausencia de Marta fue denunciada la noche del sábado 24 de enero al domingo 25, y esa misma madrugada comenzaron ya las gestiones policiales. El domingo a las seis y media de la tarde un policía acompañó a un familiar a casa de Miguel para hacer unas preguntas, aunque allí sólo estaba su hermano Javier. Sin embargo, la Policía localizó más tarde a Miguel y habló con él.

 

El lunes 26, el segundo día que amanecía sin Marta en su casa, los investigadores tenían ya indicios como para iniciar una intensa vigilancia sobre Miguel, cuyos movimientos fueron controlados las 24 horas del día. Esa vigilancia constató que los amigos no se vieron ni hablaron durante los días siguientes a la muerte de Marta. Aunque Miguel tenía más de dos teléfonos móviles, el 12 de febrero, sólo un día antes de su arresto, Samuel le envió un mensaje por internet en el que le pedía con urgencia que lo llamara porque era incapaz de localizarlo. Que no se preocupara, pero que lo llamara. "No veas cómo está todo el mundo", añadía.

 

En esos días, Miguel no habló con nadie más que con su hermano. Su novia lo expulsó de la casa de Camas en la que estaba viviendo desde hacía dos meses porque tenía sospechas de él. Se encerró en su casa y no salió más que para trámites imprescindibles, como firmar el finiquito de su empresa cuando fue despedido. Por supuesto, no participó en la búsqueda de Marta junto a su pandilla.

 

Los indicios que se fueron acumulando al ver qué hacía el chaval durante los primeros 21 días de ausencia de Marta fueron determinantes para la detención de Miguel, la mañana del viernes 13 de febrero. Horas después fue arrestado Samuel, probablemente por el testimonio de su amigo, en el que confesó el crimen. Ya entonces habían comenzado a llegar los resultados de las pruebas científicas que los implicaban a ambos. Las reconstrucciones de los hechos deben aclarar las lagunas.

 

La sudadera que llevaba Miguel esa noche, donde se han encontrado restos de sangre de Marta, respalda su confesión de que él la mató de un golpe. A la sangre se le han realizado pruebas de ADN, que coinciden con el perfil genético de la chica sacado de la saliva de su cepillo de dientes. Estas pruebas tienen una fiabilidad absoluta, pero también un defecto: tardan mucho en completarse, normalmente un mes, y por eso los investigadores han debido esperar.

 

En el chándal blanco que llevaba Miguel ese día, y que la madre de su novia admitió haber lavado la misma noche porque él se lo pidió, al regresar a Camas, los investigadores confían en poder encontrar también algún rastro de sangre.

 

A esta prueba genética, que vincula a Miguel con la muerte de Marta, se han unido otras que sitúan a los otros tres detenidos en el piso de León XIII. Los resultados de pruebas de ADN llegados ayer confirman que Miguel, Samuel, el menor de 15 años y el hermano de Miguel estuvieron todos esa noche en el lugar del crimen, igual que Marta, de quien también hay evidencias físicas. Siempre fue la hipótesis principal, aunque no se descartaron otras por si la joven se había escapado y era posible que siguiera viva.

 

La idea de que Marta se fue voluntariamente y algo le impidió volver se vio pronto respaldada por la vigilancia a Miguel, y lo que ocurrió después, pese a las versiones contradictorias de los detenidos, también está siendo encajado gracias a los resultados de las pruebas de ADN.

 

Como en 'CSI'. La Policía Científica detectó pruebas biológicas desde la primera inspección del piso en el que Miguel confesó haber matado a Marta: los reactivos químicos usados habitualmente en series policíacas como CSI, como el luminol, sacaron a la luz la presencia de sangre y piel, aunque faltaba verificar de quién eran esas muestras. Los resultados de los análisis han confirmado que los cuatro arrestados estuvieron allí. Los investigadores están muy satisfechos porque el intenso trabajo realizado estas semanas está dando resultados consistentes.

 

Eso ratifica la secuencia que se barajaba: el día de su desaparición, Marta acompañó a Miguel a Triana, ya que aunque hacía tiempo que habían roto se seguían viendo. Luego fueron al piso de León XIII, donde ella ya había estado en varias ocasiones y donde estaba Javier Delgado, el hermanastro de Miguel.

 

Allí se produjo una pelea, según Miguel por motivos sentimentales, aunque de nuevo los investigadores creen que el joven no cuenta toda la verdad. Por eso Miguel mató a Marta; él ha confesado que de un único golpe con un cenicero, aunque no es probable: la Policía cree que debieron de ser más golpes y desconfía de que el objeto usado fuera un cenicero. En la reconstrucción realizada el martes en el piso, Miguel y Javier negaron que el segundo de ellos estuviese allí, aunque los investigadores no dan credibilidad a este testimonio por sus muchas contradicciones.

 

Tras matar a la joven, Miguel llamó a su amigo Samuel para pedirle ayuda y éste habría acudido con el menor de 15 años que también fue arrestado durante el fin de semana, que también fue llevado ayer al piso para una nueva reconstrucción de los ocurrido esa noche. Samuel lo admitió ante la Policía pero ante el juez se declaró inocente.

 

Entre Miguel y Samuel cogieron a Marta, envuelta en una manta, y la llevaron hasta el puente de Camas para lanzarla al río, creyéndola muerta, aunque sólo si se encuentra el cuerpo podrá saberse si lo estaba. Aunque en su confesión Miguel ha insistido en que la trasladaron en su moto, la Policía no ve otra forma de hacerlo que no sea en coche.

 

Los chavales han contado que desde León XIII salieron a Muñoz León y recorrieron a contramano Resolana; siguieron por Torneo y en Plaza de Armas enfilaron el puente de Camas, desde donde Miguel y Samuel lanzaron al agua el cuerpo, que 26 días después aún no ha sido encontrado.

 

Todo ocurrió en una hora, según el cálculo de los investigadores, liderados por los grupos de Menores y Homicidios. Luego, cada uno se fue con otra gente. Miguel llegó a la casa de Camas donde estaba viviendo desde hacía dos meses con su novia de 14 años, Rocío. Samuel regresó con sus amigos hasta las dos de la mañana. Cuando la pandilla de Marta lo llamó para preguntar por ella, se ofreció para ayudar a buscarla.

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