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La política, el show del siglo XXI

Los políticos españoles se lanzan al espectáculo y exponen su mensaje al más puro estilo Obama.

el 28 nov 2009 / 21:11 h.

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El pasado día 21 de noviembre el PP clausuró su reunión Intermunicipal en Sevilla en un acto en el que su presidente, Mariano Rajoy, había prometido presentar un pacto contra la corrupción. Rajoy comenzó su intervención hacia las 12.30 horas. Durante unos 30 minutos, se ocupó de hablar acerca de la gestión económica del Gobierno y del nuevo Plan E. No fue hasta las 12.57, aproximadamente, cuando pronunció la palabra corrupción.


Los líderes de los partidos políticos saben que sus votantes en potencia están al otro lado de los medios de comunicación. Rajoy, probablemente, sabía que a las 13.00 horas habría boletines de radio pendientes de sus palabras y que muchas emisoras conectarían en directo con el acto. Por eso dilató su discurso sobre la corrupción política. Éste no es más que un ejemplo de cómo la política se está convirtiendo en un espectáculo, el show del siglo XXI.


Un día después, el domingo 22, el presidente del Gobierno anunció la aprobación en Consejo de Ministros de la Ley de Economía Sostenible. Sin embargo, al día siguiente la noticia en los medios de comunicación era el nuevo mitin-show del PSOE. La Wall Big Band interpretó el himno socialista a ritmo de jazz, los ministros y barones de Zapatero entraron en el salón por una alfombra roja. Typical american. No había gradas, los líderes se mezclaban con la multitud, que acabó uniéndose en un grito de apoyo a Zapatero:"No estás solo".


En este contexto, un modelo a seguir es el americano. En EEUU el dinero, si no mueve montañas, al menos sí mueve al electorado. En las últimas presidenciales estadounidenses -de las que salió el primer presidente afroamericano del país, Barack Obama- detrás de la campaña del Yes, we can había una inversión multimillonaria. Junto con el carisma del candidato y la calidad del mensaje, allí el marketing lo es todo y la inversión da resultado. Y en España los políticos están empezando a entenderlo.


La profesora de la Universidad Rey Juan Carlos Carmen Fernández Camacho es experta en comunicación política y está inmersa en una investigación sobre la campaña americana. Ella asegura que en Europa "estamos recogiendo" las estrategias de comunicación de EEUU y que, en general, los socialistas lo hacen mejor, "exceptuando el caso de Merkel". "Ella es diferente", dice.


El catedrático de teoría sociológica de la UNED José Almaraz lo explica así:"En Sociología decimos que las instituciones aprenden, hay un camino de pedagogía".


un cambio de estética. El mitin del domingo de Zapatero representó pues un cambio de estética que se viene fraguando desde tiempo atrás, desde que España observó cómo el Yes we can cambió el orden de las cosas en EEUU y en el mundo. Almaraz explica que la estrategia del PSOE el domingo era la de poner al presidente en el centro de la escena, coincidiendo con el principio de una nueva etapa marcada por la Presidencia de la UE. "El partido ha intentado darle relevancia a una figura que va a tener que airearse más en el extranjero". Según este experto, con este tipo de espectáculos de música y color los partidos pretenden transmitir modernidad, actualidad, "acción real en tiempo real".
Carmen Fernández añade que el PSOE en este acto supo entrar en contacto directo con los votantes, una táctica aprendida de EEUU. "Hubo creatividad, talento, un mensaje basado en emociones, de esperanza, y eso es más Obama que en ocasiones anteriores", dice esta periodista.


Según Fernández, estamos asistiendo a un cambio "de un marketing basura, basado en estrategias de compra-venta de votos, a otro tipo de estrategia: Más ilusión, más retórica, más habilidades y nuevas tecnologías". Precisamente en esto último, en el aprovechamiento de internet y de las redes sociales, a los políticos españoles aún les queda mucho por aprender, explica Fernández Camacho, porque "el futuro de las campañas está ahí".


En cualquier caso, ambos expertos coinciden en que este tipo de espectáculos rara vez tiene un efecto directo e inmediato en el electorado. Almaraz opina que si los partidos no se movieran -publicitariamente hablando- probablemente los resultados serían parecidos. Sin embargo, una vez que el show comienza, no hay vuelta atrás: "Puesto en marcha el movimiento, aquel que no entre desaparece".

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