El Gobierno llevará su proyecto de ley para reformar la negociación colectiva al Consejo de Ministros del próximo 10 de junio. Es la consecuencia de la ruptura escenificada ayer entre la patronal CEOE y los sindicatos, que han optado, ante la falta de acuerdo, por dejar en manos del Ejecutivo la reforma de los convenios.
A media tarde las partes comparecían para justificar su fracaso y, mientras la CEOE negó un cambio de postura tras las elecciones autonómicas y municipales, los sindicatos atribuyeron el fiasco a la "presión" ambiental del presidente de los empresarios, Juan Rosell, y a “cierto temor escénico”, aseguró el líder de UGT, Cándido Méndez.Por su parte, Rosell aprovechó para reclamar a las centrales sindicales “más valentía” para encarar futuras negociaciones, al considerar que han sido “demasiado prudentes” en sus planteamientos. “No ha habido ningún cambio de postura por nuestra parte. No hemos cambiado ninguna de las líneas maestras de la negociación”, subrayó Rosell, que insistió en que las elecciones del 22-M “no han entorpecido ni a favor ni en contra las negociaciones”, y agregó que, dado el “esfuerzo importante” de las partes, “el Gobierno lo tiene fácil” para legislar. En su opinión, los sindicatos han sido “demasiado prudentes” a la hora de reformar la negociación colectiva, frente al “paso atrevido” que quería dar la patronal.
“Hemos presentado muestra enésima propuesta y hemos llegado a la conclusión de que no era posible seguir y era mejor dejarlo como estaba”. Con todo, valoró que “la música de la flexibilidad interna ha calado, aunque no la letra” y entonó el mea culpa al considerar que quizás la CEOE, pese a su “esfuerzo pedagógico”, ha sido “demasiado ambiciosa” al pretender dar un “cambio de sentido importante” con “muchos temas” al mismo tiempo.
Opinó que es preciso simplificar los tipos de contrato porque los empresarios “tienen pánico” a contratar y “problemas” para despedir. “Esperamos que el Gobierno en eso sea valiente”, aseveró.
Pero los líderes de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo, y Cándido Méndez, acusaron a Rosell de “no atreverse a dar el paso” para pactar debido a una “rebelión interna” de parte de la cúpula de la patronal. Para Méndez, que ubicó la ruptura el lunes con la nueva propuesta, ha jugado un papel importante “la presión ambiental”. Toxo abundó en que la victoria electoral del PP “animó” a sectores empresariales a "extremar" las exigencias, condicionadas también por las condiciones del rescate a Portugal, cuestiones que la CEOE puso sobre la mesa en la reunión del pasado lunes.
