El efecto Chaparro', que ha permitido al Betis acabar el año de su Centenario con esperanzas de sobrevivir en Primera una temporada más, pasará hoy una auténtica reválida en el Sánchez Pizjuán, al que acude con la moral en perfecto estado de revista pero plagado de bajas que pueden obligarle a variar su sistema táctico habitual.
Con Chaparro el Betis no conoce la derrota: ganó en sus dos primeros partidos de Liga a Villarreal (a domicilio) y Almería, empató en Valladolid y en Copa dejó en la cuneta a un Segunda de cuidado como el Elche tras empatar 1-1 allí y endosarle un contuendente 3-0 el pasado miércoles en Heliópolis, donde se aplaudían por igual los goles a los ilicitanos que los que marcaban los vecinos de éstos simultáneamente en el Ramón Sánchez Pizjuán.
El susto que dio el Denia a un Sevilla que jugó prácticamente con su once de gala ha venido a reforzar la idea que Chaparro lleva más de una semana tratando de inculcar a sus hombres: que cuando el balón echa a rodar, no hay equipo invencible que valga, que por mucho que públicamente diga que el Sevilla "es superior" sólo lo hace para meterle presión al rival y motivar a los suyos, a los que ha 'preparado' estos días con imágenes de leones y penetrantes miradas de lobos al acecho...
Pasa que la sanción de Ilic y las lesiones de Fernando Vega y Babic han dejado al Betis prácticamente sin laterales, por lo que Chaparro podría innovar hoy y utilizar una defensa de cinco, con tres centrales, para dejar en los carriles a Damiá y Mark González, con constantes ayudas al chileno para tapar la principal vía de penetración del rival, que no es otra que la banda derecha con Daniel Alves y Jesús Navas. Otra opción es meter al caterano Toni -anda tocado- de lateral zurdo más estático y defender con cuatro, aunque no es ésa la única preocupación del técnico, que ha tenido durante toda la semana a Arzu entre algodones por culpa de su tobillo y tiene a varios hombres recién salidos de largas lesiones (Mark, Sobis, Juande, Xisco, el mismo Ricardo) a los que deberá dosificar.
Todo un galimatías que no se desvelará hasta minutos antes del partido, cuando en la tablilla de alineaciones sepamos a qué jugadores quitará el trianero la piel de cordero que han lucido durante la semana para que ejerzan de lobos en la guarida del eterno rival, once años ya sin ser conquistada.
