El día 20 de diciembre Sevilla cumplirá con una reivindicación que ha marcado su historia reciente: entra en funcionamiento la línea 1 del Metro de Sevilla y queda atrás una trayectoria jalonada por los sinsabores causados por el fracaso del primer intento de construcción de esta infraestructura, en la década de los ochenta, y por el retraso en la puesta en marcha del actual proyecto, cuya fecha de ejecución se situaba en 24 meses y que ha tardado en terminarse el doble de tiempo. Todos estos problemas empiezan a ser pasado y, por tanto, deben asumirse con sentido crítico pero sin caer en mortificaciones que no conducen a nada bueno. Hay que aprender de los errores cometidos para no repetirlos, pero sin cargar más el análisis en los aspectos negativos del proyecto, pues correríamos el riesgo de perder comba con una realidad que se abrirá paso en menos de tres meses. La entrada en funcionamiento del suburbano que unirá Mairena del Aljarafe con Montequinto a través de la capital implicará una transformación radical de los hábitos cotidianos de miles de sevillanos. El Metro no es ninguna panacea, pero sí que paliará la situación de colapso de las arterias metropolitanas y, en consecuencia, contribuirá a la mejora de la calidad de vida de quienes utilicen este medio de transporte. Lo más importante ahora es que funcione bien y permita esa revolución en el transporte que tanto necesita Sevilla. Para ello, la Junta y la concesionaria del servicio tienen una doble misión. La primera, más inmediata, implica el cumplimiento de los plazos previstos para la apertura de las estaciones de la Puerta de Jerez y de Montequinto, que aún no estarán en servicio en diciembre. La segunda necesita del firme compromiso de la Junta para el desarrollo de la red completa del Metro, pues sólo la puesta en marcha de las líneas 2, 3 y 4, acompañadas de la extención del Cercanías y de la llegada de la SE-40, podrá dar respuesta a una Sevilla metropolitana que a día de hoy sufre la asfixia provocada por la faltra de infraestructuras y servicios públicos de transporte.
