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La teoría de las cucarachas

Al principio de los tiempos fueron los auténticos personajes del corazón "de los de toda la vida" lo que ocuparon los platós de televisión. Jaime de Mora y Aragón, Gunilla Von Bismarck, Carmina Ordóñez, la Preysler, la nobleza del cuché y los toreros conspicuos.

el 15 sep 2009 / 23:59 h.

Al principio de los tiempos fueron los auténticos personajes del corazón "de los de toda la vida" lo que ocuparon los platós de televisión. Jaime de Mora y Aragón, Gunilla Von Bismarck, Carmina Ordóñez, la Preysler, la nobleza del cuché y los toreros conspicuos. Después se situaron bajo los focos -pay per view- los famosetes de segunda generación: hijos de los papás patanegras, cantantes venidos a más y actores venidos a menos. En ese estadio, la cosa todavía aguantaba, aunque para entonces, el glamour ya había quedado confinado a las páginas del Hola. Y punto. A partir de ahí todo se despeñó: la siguiente hornada fue la debacle final: concursantes mal hablados de programas de moda, cantantes de medio tapón, amigos zafios, conocidos y vecinos aguilillas de los concursantes, aspirantes a serlo, toda una legión de tamaras, jesulines y belenes Esteban, la madre de Tamara, Rappel y una procesión de cuentistas esotéricos, las asiliconadas ligeritas de cascos, Raquel Mosquera y su novio nigeriano y, como cantó Joaquín Sabina en La Mandrágora, el coño de la Bernarda y un dentista de León. Todo parecía finiquitado cuando el circo, atendiendo a los espectadores, que reclamaban más sangre, abrió otra espita: maltratadores, delincuentes de cuello blanco y de alcantarilla, estafadores, asaltadores de caminos, chulos, proxenetas, cocainómanos de tertulianos, matones con trajes de alpaca, periodistas que mordían la mano real que les da de comer y banqueros condenados.

Con un punto mayor aún de degradación, aunque es de temer que siga en caída libre, llegó a la tele la indigna pareja del bestia que le sacudió la paliza cuasi mortal al profesor Jesús Neira. Y por ahí sigue paseándose, haciendo caja y difundiendo sus más que probables falsedades, sin saber construir frases en las que quepan palabras como dignidad, ética o humanidad. Es el espectáculo más dantesco: el que le da cancha y dinero a personas antiejemplares, gente que si debería estar en algún lugar es lejos de las cámaras difundiendo falsedades e insidias, sonrojándonos a todos. ¿Son ejemplo de algo ese tipo de gentuza? ¿Lo es Julián Muñoz, condenado por no se sabe cuántos delitos? ¿Cumplen esas televisiones con la función social de informar o simplemente abonan el morbo del que se retroalimentan programadores y espectadores? En el altar de la tele se hace cada día una ofrenda de casquería fresca al dios de las audiencias. Y se queman reputaciones, se despachan hímenes usados y embustes por estrenar a cambio de parné, con la complicidad atronadora y numerosa de los ciudadanos. La tele es hoy nuestro Circo Máximo, donde fieras y hombres luchan por la bolsa o la vida.

Dicen que la tele es ante todo espectáculo. Debe ser así a la vista de las parrillas. En cualquier caso se trata de una espectacularidad de bajos instintos. A donde no llega el talento llega el bajo vientre y a donde la inteligencia no alcanza lo hace la demagogia y el mal gusto.

El único consuelo que hemos tenido en los últimos meses fue la providencia del juez de vigilancia penitenciaria de Málaga que impidió a Julián Muñoz acudir a grabar la entrevista a Telecinco y que pedía retener, en todo caso, los supuestos 350.000 euros que parece que le había pagado. Y de esto no tiene culpa la crisis: es difícil que progrese un país que permite que personas condenadas por hechos tan escandalosos y que tanta alarma social han creado se embolsen el dinero por comparecer en un plató y dejarse despellejar. El asunto es que Muñoz le adeuda una buena fortuna al Ayuntamiento de Marbella y se ha declarado insolvente. Imagino que necesitaría unas tres o cuatro mil tertulias televisivas para hacer frente a la deuda moral contraída con los marbellíes. Algo parecido ha pasado con la entrevista de Luis Roldán, otro ejemplo para los ciudadanos, que se llevó 50.000 euros del mismo plató.

En medio de este polvicero cutre y decadente, el viernes por la mañana la televisión ofreció unas declaraciones del profesor Jesús Neira. Fue preguntado por el testimonio de la mujer a la que defendió de la paliza que le pegaba su novio. Como saben, la tipa en cuestión sostiene poco menos que nadie le pegaba y que Neira se metió donde nadie lo llamaba. Resultó reconfortante comprobar cómo la paliza de la bestia y el paso por la UCI no le ha mermado un ápice la lucidez. Respondió Neira en alusión a la tal Violeta Santander, que así se llama la criaturita: "En el mundo hay una gran gama de seres vivos, que van desde las cucarachas a las personas". Olé, Neira.

ahernandez@correoandalucia.es

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