Carmen Castilla toma las riendas de una UGT-A sacudida por la corrupción

La primera mujer secretaria general del sindicato anuncia “un antes y un después” y pone el contador “a cero”. La ejecutiva de Cándido Méndez admite que prefería “un congreso”, pero respeta la elección con el 83% de votos

el 09 ene 2014 / 11:22 h.

AND2 La UGT-A barrió este jueves de la ejecutiva a los dos últimos miembros que quedaban de la etapa de Manuel Pastrana, secretario general durante 16 años, para inaugurar un difícil proceso de renovación y sacar al sindicato de la crisis institucional en la que se encuentra desde que estalló el escándalo del uso indebido de fondos públicos. La fórmula para reconstruir la credibilidad de UGT, pactada por oficialistas y críticos, guarda muchas semejanzas con la que protagonizó el Gobierno andaluz: desaparecen todos los miembros salpicados por el caso del fraude en los expedientes de regulación de empleo (caso ERE) y emerge un rostro distinto, el de una mujer joven y preparada, para encarar una nueva etapa. La única candidata propuesta para liderar el sindicato fue Carmen Castilla, alguien que ya formaba parte de la ejecutiva actual que salió del último congreso hace sólo ocho meses. Castilla fue elegida este jueves por el 83,05% de los 121 delegados en el comité extraordinario, máximo órgano entre congresos (98 votos a favor y 20 en blanco) convirtiéndose en la primera secretaria general de la UGT-A en 125 años de historia. “Empezamos de cero”, anunció nada más ser elegida. El proceso de renovación se ejecutó en el comité extraordinario al que se llegó con la solución pactada el día antes, evitando un congreso extraordinario que habría supuesto una limpia integral de la estructura orgánica. Hasta este jueves, la ejecutiva confederal de UGT que dirige Cándido Méndez seguía reclamando esta vía para dar un mensaje de transparencia y ejemplaridad ante la opinión pública. “Hubiéramos preferido un congreso extraordinario, pero esa preferencia puede ser tenida en cuenta o no por el comité”, admitió José Javier Cubillo, secretario de Organización de UGT. En su lugar, la federación andaluza optó por mantener a seis de los nueve miembros de la actual ejecutiva, incluida Castilla, que hasta ayer ocupaba el área de Políticas Sociales e Igualdad. Esto hizo que algunos críticos aún persistieran en la idea de que la UGT ha cerrado su crisis en falso, y que la cacareada renovación no es tal. Con todo, hubo tres nuevas incorporaciones a la dirección: Carmen Barrera, que procede de la ejecutiva confederal, ocupará la secretaría de Institucional y Coordinación; Oskar Martín, de Empleo y Formación, y Consuelo Núñez, en Políticas Sociales. La nueva ejecutiva está integrada por cinco mujeres y cuatro hombres. Las siete federaciones de la organización apoyaron la candidatura de Castilla, a propuesta de la sección más potente –la Federación de Servicios Públicos (FSP)– y acordaron renovar a los veteranos de la época de Pastrana –Juan Carlos Mestre, de Política Institucional y Josefa Castillejo, de Empleo– que aún podrían verse implicados en la investigación judicial en curso que pesa sobre el sindicato, tanto la del fraude de los ERE, como la del supuesto uso irregular de los fondos para formación de parados. Este último proceso, que pilota la jueza Mercedes Alaya, forzó la dimisión del anterior secretario general, Francisco Fernández, el pasado noviembre. El pacto de las federaciones que ha evitado dejar el sindicato en manos de una gestora contó con el apoyo del área del Metal, una de las facciones más críticas, cuyo secretario general, Manuel Jiménez, explicó que los miembros salientes de la ejecutiva “son absolutamente inocentes, pero hay que iniciar una etapa limpia” con nuevas caras, advirtió. La elegida // Carmen Castilla, natural de Écija (Sevilla), de 45 años, es licenciada en Psicología, doctorada en Salud Mental, licenciada en Derecho por la UNED, tiene un máster en Salud Pública y es enfermera de profesión desde hace 20 años, con plaza en propiedad para la Junta. Lleva años afiliada a UGT pero hasta el congreso de mayo de 2012 no ha tenido un peso relevante dentro de la organización. Entró en el equipo de Fernández, pero no le atribuyen “padrinos” en el sindicato y aseguran que no pueden “cargarle con los errores del pasado”. “Está limpia como una patena”, asegura un miembro de la dirección. Después de ser elegida y ovacionada por sus compañeros, Castilla compareció sonriente ante la prensa con dos ideas “claras y contundentes” que trasladar. La primera: “Hay un antes y un después en el sindicato, a partir de hoy empezamos de cero a recuperar la credibilidad, no la legitimidad, que siempre la hemos tenido”. Y la segunda: “La UGT-A está más unida que nunca”. El sindicato cree haber cerrado la etapa de provisionalidad que se inició hace meses con la salida a la luz del escándalo de las facturas falsas, y está preparado para curar las heridas internas que provocó el ERE en el que fueron despedidos 159 trabajadores. Castilla defendió la legitimidad de su elección, dijo que la votación en el comité “es más representativa que un congreso extraordinario”, porque se requieren más apoyos y aseguró que la ejecutiva confederal “respeta” la decisión de la UGT-A.

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