Deportes

Las bajas, los gafes y todo lo que se ponga por delante

El Betis de Mel puede con todo. Es un ejército en el que todos los soldados son necesarios y ninguno es imprescindible. O casi ninguno.

el 13 ene 2013 / 19:50 h.

Amaya, de nuevo un coloso, tapa a Ángel.
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La mañana del primer día 13 de este año que acaba en 13 pintaba gafe para el equipo de las 13 barras, tan dado a estas y otras muchas maldiciones. Se enfrentaba el Betis a un rival gafe de los últimos años, el Levante, en una contienda dirigida por un árbitro de cierto mal fario para lo verdiblanco (sólo tres victorias en dieciocho partidos juntos) y en un horario que no hace demasiado tiempo, cuando al beticismo le tocó sufrir en Segunda División, también resultó estadísticamente muy malévolo. Para colmo de males, o de gafes, el Betis se plantó en el choque con 31 puntos, es decir, el 13 al revés. Y por rizar el rizo del rizo, la segunda parte iba a comenzar a las 13 horas. Por no hablar de que Rubén Castro alcanzó la jornada con 13 goles en total entre la Liga y la Copa. Y además de números y carambolas, Pepe Mel se medía con su espejo de la pasada campaña, la revelación de la Liga 2011-12, con un sinfín de ausencias, la última de ellas la de Salva Sevilla en la misma mañana del envite, y dos nuevos chavales del filial en la convocatoria.

Pintaba mal el último partido de la primera vuelta pero, a fuerza de ganar y ganar y volver a ganar, no queda más remedio que colegir que a este Betis le importan muy poco las bajas y menos todavía, por no decir nada, las maldiciones. Con Beñat y sin Beñat, con Cañas y sin Cañas, con Rubén Castro en la derecha o en la izquierda, con Dorado de mediocentro, con Vilarchao debutando en Primera como si llevase cincuenta partidos en la categoría, se homenajee a los niños o a Edu... Da absolutamente igual. El Betis gana porque sí, a veces por pura inercia y otras, como frente al Levante, porque se conoce tan bien que juega de memoria y es superior a su contrincante. Y así van ya once triunfos en diecinueve jornadas.

Conclusión: el Betis ha cogido el relevo de la revelación de la pasada Liga, ha completado la mejor primera vuelta en casi dos décadas y comienza la segunda como el cuarto mejor equipo del campeonato. Ytodo esto lo ha conseguido porque, a la vista está, es algo así como un ejército en el que todos los soldados son necesarios pero ninguno es imprescindible, si acaso Pepe Mel, Rubén Castro y la afición. Para ellos no hay clon ni gafe que valga.

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