A. Villar / O. Granado
El paso dado esta semana por la Empresa Metropolitana de Aguas de Sevilla (Emasesa) para fusionarse con Aljarafesa, y el que dio meses antes el Consorcio del Huesna para unirse con esta última, anuncian una batalla sin cuartel por liderar la gestión del agua en la que, una vez más, los intereses políticos amenazan con ponerse por delante de los de los ciudadanos.
Cuando el mismo partido gobierna en todas las administraciones que tienen algo que decir al respecto en Sevilla, paradójicamente la empresa se presenta igualmente o más complicada.
La realidad es que tres sistemas distintos se ocupan del abastecimiento y saneamiento en la Gran Sevilla y, aunque en principio, todos coinciden en que es necesario unificarlos para prestar un servicio con igual calidad y precio a los 1,4 millones de habitantes de este territorio, el problema surge a la hora de hacerlo realidad.
El problema de fondo radica en que mientras que desde la Diputación de Sevilla se aboga por liderar este proceso en el marco del Consorcio Provincial de Aguas -constituido el 12 de marzo de 2003 con este objetivo y sin que hasta el momento se haya avanzado mucho en el tema- desde el Ayuntamiento de Sevilla, con control mayoritario sobre Emasesa se pretende dejar de lado a este organismo.
El presidente de la institución provincial, de Aljarafesa e ideológo del Consorcio Provincial de Aguas, Fernando Rodríguez Villalobos, declaró el pasado miércoles, tras verse relegado, que este proceso debe ir encaminado a que en el futuro se implante un único sistema para toda la provincia y no sólo para la Gran Sevilla. Condicionó, además, su apoyo a la unificación con Emasesa a que se camine hacia este objetivo y a que sea el Consorcio Provincial de Aguas el que se encargue.
Es más, antes de que el pasado miércoles el consejo de administración de Emasesa aprobara el protocolo para iniciar su fusión con Aljarafesa, él ya había dado los primeros pasos para unir a ésta con el Huesna.
Mediante el control de todo su capital por parte de la institución provincial, en primer lugar, y con la designación como vicepresidente de Aljarafesa del alcalde de Umbrete, Joaquín Fernández Garro (PSOE), con el encargo específico de trabajar por esta unión. "Aljarafesa y el Huesna serán un referente en la unificación de todos los sistemas de la provincia", aseveró el pasado 26 de septiembre dejando claro por dónde tenía pensado ir. De hecho, todo indica que el proceso requerirá más tiempo del necesario y que intentará hacerse fuerte garantizando primero la unión del Huesna y Aljarafesa, donde tiene el control.
El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteirín (PSOE), por su parte, replicó esta semana que el Consorcio Provincial de Aguas tiene otros cometidos dejando dejando claro que el liderazgo lo llevará la empresa que surja de la unión de Emasesa, también presidida por él, y Aljarafesa, y que no está de acuerdo con el planteamiento de su compañero de partido.
Se llega así a una encrucijada de difícil salida, por un lado, por el hecho de que dos políticos del mismo partido pero distanciados estén al frente de dos empresas llamadas a fusionarse y, por otro, porque precisamente el Consorcio Provincial de Aguas, se creó con dicho cometido y del mismo forman parte todas las instituciones que tienen algo que decir en el tema: Junta de Andalucía (con el 3,03% de participación), Diputación de Sevilla (15,15%), Ayuntamiento de Sevilla y Emasesa (36,36%), Aljarafesa (15,16%), Huesna (12,12%), Plan Écija (12,12%), Sierra Sur (3,03%) y Comarca de Estepa (3,03%).
