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Las emigraciones de la capital al resto de la provincia suben un 62% en 6 años

Los últimos datos del censo situaron a Sevilla por debajo de los 700.000 habitantes por primera vez desde 1996. Aunque el Consistorio alegó problemas con el padrón de inmigrantes. El último informe del Instituto de Estadística confirma el progresivo aumento de la emigración al resto de la provincia: ha subido un 62,84% en seis años.

el 15 sep 2009 / 10:27 h.

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Los últimos datos del censo situaron a Sevilla por debajo de los 700.000 habitantes por primera vez desde 1996. Aunque el Consistorio alegó problemas con el padrón de inmigrantes. El último informe del Instituto de Estadística confirma el progresivo aumento de la emigración al resto de la provincia: ha subido un 62,84% en seis años.

A lo largo del año 2007 13.080 ciudadanos que estaban empadronados en la capital cambiaron su domicilio. Dejaron el núcleo urbano y se trasladaron al entorno metropolitano o al mundo rural. La cifra es la más alta de la década y refleja el progresivo incremento de este fenómeno -que se produce en todas las grandes capital y que responde a un nuevo modelo urbano en el que el suelo residencial se aleja cada vez más de los centros-. Aunque apenas son veinte personas más que en el ejercicio anterior -2006- la progresión es más sensible cuando las cifras se comparan con los primeros años de este siglo. En 2001 se alcanzó la cifra de 8.032 personas, un 62% menos.

Durante los últimos años han sido numerosos los intentos detener este goteo, sobre todo, cuando en el caso de Sevilla, al contrario que en otras capitales, estas emigraciones no se ven compensadas con la llegada de nuevos ciudadanos procedentes del extranjero o de otras zonas del país. Bastan dos datos para confirmarlo: el número de ciudadanos de nacionalidad española que se trasladaron a la capital en 2007 es de 14.344. A la inversa -sevillanos que se trasladan no sólo a la provincia, sino también a otras zonas del país- el número asciende a 20.837.

Y un segundo dato. En 2007 se produjo un fenómeno sin precedentes en el último lustro. Según los datos facilitados el pasado mes de febrero por el Ayuntamiento el número de inmigrantes que residen en la ciudad ha caído. Sólo un 3,6%. Pero refleja una tendencia, que confirmaron varias asociaciones consultadas por este periódico: Sevilla no ofrece las suficientes perspectivas laborales a los extranjeros para que se instalen en la ciudad. El índice de inmigrantes en relación con la población total de la ciudad es el más bajo de las principales capitales.

El perfil de estos emigrantes es similar al de los nuevos núcleos urbanos, marcados por los fenómenos de las aglomeraciones urbanas, las áreas metropolitanas, el desplazamiento de los suelos residenciales y la pérdida de terreno industrial. Los datos del Instituto Nacional de Estadística -difundidos hace apenas quince días- revelan que la mayoría de estos emigrantes tienen entre 25 y 34 años -7.000 personas en 2007-, seguidos de la cohorte de ciudadanos de entre 35 y 44 años. Segmento de población que se corresponde con los nuevos periodos de emancipación y de constitución de una unidad familiar propia.

En el caso de Sevilla, como en otras muchas capitales, el género no es un elemento distintivo de este perfil del emigrante. Los datos de 2007 del Instituto Nacional de Estadística revelan que de las 20.837 personas que dejaron la ciudad la mitad eran hombres y la otra mitad mujeres. Si concretamente se analiza el traslado de vivienda al área metropolitana y a otros municipios de la provincia, la proporción es similar: 6.457 hombres y 6.623 mujeres. Una distribución que ha permanecido inalterable durante los últimos años.

Las instituciones afrontan de momento este fenómeno por dos vías, tan opuestas como complementarias: buscar VPO y empleo para impedir la salida de jóvenes de la capital y desarrollar un concepto de urbe metropolitana.

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