Cultura

'Las heridas de la dictadura aún no están cerradas'

El Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares acogió la entrega del Premio Cervantes, el mayor galardón de las letras hispanas, al poeta argentino Juan Gelman. Los Reyes fueron los encargados de presidir la ceremonia, en la que las referencias a la vida personal de Gelman se cruzaron con su condición de poeta desgarrador.

el 15 sep 2009 / 03:40 h.

El Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares acogió ayer la entrega del Premio Cervantes, el mayor galardón de las letras hispanas, al poeta argentino Juan Gelman. Los Reyes fueron los encargados de presidir la ceremonia, en la que las referencias a la vida personal de Gelman se cruzaron con su condición de poeta desgarrador.

El dolor, que ha marcado la vida de Gelman, impregnó ayer su discurso de agradecimiento del Premio Cervantes, en el que afirmó que las heridas de la dictadura "aún no están cerradas", sino que "laten en el subsuelo de la sociedad como un cáncer sin sosiego". "Su único tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia. Sólo así es posible el olvido verdadero", destacó Juan Gelman tras recoger el galardón de manos del Rey.

Gelman (Buenos Aires, 1930) se alzó con el Premio Cervantes por ser un gran poeta que ha sabido integrar en su obra "su terrible historia personal", y era previsible que su tragedia, y la de miles de argentinos, surgiera en un discurso de tono reivindicativo entremezclado con su admiración por el autor del Quijote.

El escritor celebró llegar "nuevamente a una España empeñada en rescatar su memoria histórica, único camino para construir una conciencia cívica sólida que abra las puertas al futuro". "Ya no vivimos en la Grecia del siglo V antes de Cristo, donde los ciudadanos eran obligados a olvidar por decreto. Esa clase de olvido es imposible. Bien lo sabemos en nuestro Cono Sur", dijo Gelman, cuyo hijo Marcelo y su nuera Claudia, embarazada de siete meses, fueron asesinados en 1976 por los militares. Tras 23 años de intensa búsqueda, Gelman dio con su nieta en Uruguay, donde había sido criada por la familia de un policía de aquel país. Ayer, Macarena asistía emocionada a la ceremonia.

"Hay recuerdos que no necesitan ser llamados, siempre están ahí y muestran su rostro sin descanso. Es el rostro de los seres amados que las dictaduras militares desaparecieron", indicó Gelman en su discurso, que leyó lentamente y con voz queda. "Pesan en el interior de cada familiar, cada amigo, cada compañero de trabajo y alimentan preguntas incesantes: ¿Cómo murieron? ¿Quiénes lo mataron? ¿Por qué? ¿Dónde están sus restos para recuperarlos y darles un lugar de homenaje y de memoria? ¿Dónde está la verdad, su verdad? La nuestra es la verdad del sufrimiento. La de los asesinos, la cobardía del silencio", añadió el argentino, que por la tarde inició la lectura continuada de El Quijote en el Círdulo de Bellas Artes de Madrid.

Al abrir su discurso, el escritor consideró "verdaderamente admirable" que el jurado del Cervantes hubiera premiado a la poesía "en estos tiempos mezquinos y de penuria, como los calificaba Hölderlin", y en un mundo como el actual "en el que cada tres segundos y medio un niño menor de cinco años muere de enfermedades curables, de hambre, de pobreza". "Pero ahí está la poesía: de pie contra la muerte", subrayó Gelman, que destacó la importancia que tuvo para él la obra de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz durante el exilio al que lo condenó la dictadura militar argentina. "Su lectura me reunió con lo que yo mismo sentía, es decir, la presencia ausente de lo amado, Dios para ellos, el país del que fui expulsado para mí". También El Quijote le abría entonces "manantiales de consuelo".

guiño a cervantes. Juan Gelman habló ayer "como lector devoto de Cervantes" y, parafraseando al genial escritor, declaró "sin ironía alguna" que, "con seguridad", su discurso carecía "de invención", era "menguado de estilo, pobre de conceptos, falto de toda erudición y doctrina". "Cervantes se instala en un supuesto pasado de nobleza e hidalguía para criticar las injusticias de su época, que son las mismas de hoy: la pobreza, la opresión, la corrupción arriba y la impotencia abajo, la imposibilidad de mejorar los tiempos de penuria que Hölderlin nombró", añadió el argentino, que acto seguido recordó que ya Cervantes habló de cómo se ha modificado la concepción de la muerte en Occidente: "Es la aparición de la muerte a distancia, cada vez más segura para el que mata, cada vez más terrible para el que muere.

La muerte se ha vuelto anónima y hay algo peor: hoy mismo centenares de miles de seres humanos son privados de la muerte propia. Así se da en Irak".

  • 1