Cultura

Las hermanas Labèque llegan al Maestranza de la mano de Albéniz y Ravel

El dúo musical más mediático del momento cierra hoy el ciclo de piano con un programa basado en las obras 'Iberia' y 'Bolero'.

el 13 mar 2010 / 21:36 h.

Las hermanas Katia y Marielle Labèque.

Sólo hay que mirar el lugar de nacimiento de las hermanas Katia y Marielle Labèque , para entender rápidamente la fuerte atracción y pulsión española presentes desde hace años en su intensa y variada trayectoria musical: ambas (Katia, en 1950 y Marielle, en 1952) nacieron y se criaron, frente al mar, en Bayona (Francia), junto a la frontera del País Vasco español, muy cerca también de donde nació Maurice Ravel, fulgurante encarnación, junto a Debussy, de esa paradójica teoría de Massimo Mila, según la cual "la mejor música española, es la francesa".

No es extraño, pues, que para su reaparición esta tarde en el Teatro de la Maestranza (20.30 horas), donde cierran el ciclo de piano, las Labèque hayan elegido un repertorio tan rotundamente español como una amplia selección de páginas de la Iberia de Isaac Albéniz (1860-1909), rematadas, como en un juego de espejos, por su particular versión del Bolero de Maurice Ravel (1875-1937).

El de las hermanas Labèque, uno de los dúos pianísticos más populares y mediáticos del momento -y no exentos de cierta controversia entre algunos sectores musicales-, ya había dado cuenta de su atracción por nuestro país en un disco titulado ¡España! (Phillips) y al que, en línea con esa curiosidad que les lleva a transitar por los territorios del jazz, la fusión y la reescritura de las músicas populares, acaban de sumar recientemente otro experimento: un disco -titulado De fuego y de agua- grabado junto a la cantaora flamenca Mayte Martín y editado por su propio sello: KLM Recordings. Decididamente, las hermanas Labèque están artísticamente seducidas por España.

Pero en concreto para su recital en el Teatro de la Maestranza, las Labèque, que ya habían grabado páginas de Albéniz en transcripciones de Granados o de su alumno Frank Marshall, afrontan esa "obra maestra de la escritura para piano" que es la Iberia, en palabras de Olivier Messiaen: doce "impresiones" agrupadas en cuatro cuadernos de una hondura y una dificultad técnica extremas, que cristalizan la quintaesencia de la identidad española -y, básicamente, andaluza- que Albéniz idealizó y soñó, paradójicamente, desde París y Niza, pues su "ingrata Morena", que es como Albéniz llamaba a España, le dio la espalda.

Aunque el recital no presenta los cuatro cuadernos completos, el muestrario es muy amplio: los dos primeros cuadernos se incluyen completos, más tres piezas -El Albaicín, El polo y Málaga- del tercero y cuarto. Para el recital íntegro, sólo faltarían pues, otras tres piezas: Lavapiés, Jerez y Eritaña.

Para finalizar el concierto, las Hermanas Labèque abordan el célebre Bolero de Ravel que han llegado a versionear, en una singular vasquización, haciéndose acompañar por percusiones tan populares en Euskadi como la txepetxa o la txalaparta.

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