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Las madrinas no verán a la Virgen

Son pocas en el cenobio y de una edad avanzada, pero gozan de una vitalidad extraordinaria y no se cansan de hacer el bien. Las monjas de clausura del convento trianero de las Mínimas, madrinas de la coronación canónica de la Esperanza de Triana, viven "unidas en la oración" los fastos del 25 aniversario de aquel gran acontecimiento.

el 16 sep 2009 / 03:48 h.

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Son pocas en el cenobio y de una edad avanzada, pero gozan de una vitalidad extraordinaria y no se cansan de hacer el bien. Las monjas de clausura del convento trianero de las Mínimas, madrinas de la coronación canónica de la Esperanza de Triana, viven "unidas en la oración" los fastos del 25 aniversario de aquel gran acontecimiento.

En aquel mes de junio de 1984, gracias a que el convento se hallaba en obras, todas las integrantes de la comunidad pudieron asomarse a una pequeña ventanita que daba a la calle Pagés del Corro, para verla pasar triunfante en la amanecida del domingo camino de su capilla, ya con la nueva corona sobre sus sienes. "Tuvimos que pedir permiso para poder verla durante la vuelta. Fue muy bonito, porque la Virgen estaba casi, casi a nuestra altura", recuerda de aquella festiva mañana una de las religiosas del único convento de vida contemplativa del arrabal.

De aquel grupo de tocas que se asomó a la ventana algunas ya murieron, pero aún son "unas cuantas" las monjas que permanecen en el cenobio y pueden dar detalles en primera persona de lo que sucedió hace un cuarto de siglo.

Fue el por entonces hermano mayor de la Esperanza de Triana, Vicente Acosta, a la sazón médico de la comunidad, el que, acompañado de su señora, acudió al locutorio del monasterio para ofrecer a las monjas el madrinazgo de la coronación. "Aceptamos el nombramiento aunque pusimos la condición de que no íbamos a asistir a la ceremonia. Nuestra misión no es ésa. Fuimos las madrinas de la coronación de una forma simbólica, ya que quien nos representó en la Catedral fue el vicario de religiosas", comenta tras el torno una religiosa que, fiel a su voto de clausura, no se identifica (lo más que dice es que es de Jaén).

La noche que la Esperanza durmió en la Catedral, las monjas permanecieron en vela unidas en oración ante el Santísimo. "Se organizó por parte de don Adolfo Petit una vigilia de adoración nocturna. La iglesia del convento estuvo abarrotada toda la noche de hermanos de la Esperanza y de vecinos de Triana. Nos hizo ilusión, era una cosa fuera de lo normal".

Al contrario que hace cinco lustros, este año, desaparecida la pequeña ventanita, ni siquiera gozarán del regalo de la visión de la Virgen, cuyo itinerario transcurrirá a unos 300 metros del convento. "Cuando nos avisen de que está cerquita, tocaremos la campana...". Será su consuelo.

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