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Las urgencias en los hospitales de Sevilla reciben el menor número de pacientes en cinco años

Los tres hospitales sevillanos atendieron 647.000 usuarios, aunque sólo un 10% ingresó.

el 13 mar 2011 / 18:46 h.

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La puerta de urgencias del Virgen del Rocío recibió el año pasado los mismos pacientes que en el año 2008.

Más de 1.700 sevillanos acuden a diario a los servicios de urgencias de los tres hospitales sevillanos. Una cifra que, cuando menos, impone, pero que supone el registro más bajo en asistencia sanitaria del último lustro. Y es que, por primera vez desde 2005, se ha logrado bajar de las 650.000 urgencias en un año y eso después de unos años de tendencia al alza, en los que los sindicatos han insistido en el colapso de las urgencias.

Aunque la Delegación Provincial de Salud cree que hay mucho camino por andar, las cifras de 2010 dan pie a cierto optimismo: fueron a urgencias 647.199 personas, con un descenso del 3%, que equivale a 20.000 menos que hace un año. Es la última bajada detectada desde el año 2008, aunque aquella vez apenas se notó, porque fue de 500 pacientes y no tuvo incidencia en la actividad.

La mitad fueron cubiertas en el hospital Virgen del Rocío, que atendió a 309.603 pacientes, una cifra casi clavada a la de hace dos años e inferior en 8.352 a las de 2009, donde el centro alcanzó el tope. "La tendencia es a seguir aumentando y no lo ocurrido este año", señala Emilio Montero, coordinador de Urgencias en el Hospital General, que incluso vincula parte de la bajada al menor número de partos -que se incluyen en las urgencias hospitalarias-. La lógica se impone en las explicaciones de un médico que ha vivido jornadas como la del 12 de abril de 2009, cuando acudieron 1.032 personas a los servicios de urgencias del Virgen del Rocío.

La caída más acusada se vivió en el hospital Virgen Macarena, con un 4% menos de urgencias y un total de 215.876 pacientes atendidos, una cifra similar a la que registró el centro hace seis años. La jefa de Dirección Médica, Carmen Navarro, vincula esa bajada a la digitalización del sistema, que "permite tener la historia clínica antes, mejorar la información disponible para el médico y efectuar unas mejores derivaciones".

El hospital de Valme, pese a ser el que menos urgencias recibe, también experimentó esta pequeña tregua el pasado año, con cerca de 3.000 pacientes menos. Eso supone un 7% menos de personas atendidas en urgencias que el tope histórico del centro, que data de 2007 y fue de 130.423 personas. En este caso, pudo contribuir la apertura de hospitales de alta resolución como las de Utrera y Morón de la Frontera, que eran poblaciones que solían dirigirse a las puertas de Valme. A esa teoría se apuntan también algunos sindicatos, como el secretario de Acción Sindical de Sanidad de CCOO, Luis González.

Las urgencias han descendido, pero la cifra sigue muy por encima de lo deseado por la propia dirección de los hospitales, cuya estrategia apunta a una dirección. ¿Tanta gente necesita una atención urgente? La respuesta de los médicos es que no y lo justifican comprobando qué porcentaje de estas urgencias requirió ingreso. Sólo el Virgen del Rocío resolvió sin ingreso al 91,52% de sus casos en 2010. De ellos, "más de un 60% se podrían haber resuelto sólo visitando a su médico de familia", indica Montero, que insiste en la necesidad de concienciar a la población. "Creen que en urgencias les tratarán mejor porque tienen más equipos, pero es el médico de familia el que conoce mejor a su paciente", señala.

Esa dinámica se extiende a los otros dos hospitales, que tampoco se caracterizan por tener unas cifras altas de ingresos. En el Virgen Macarena, el 89% no fue ingresado. Navarro asocia esa situación a que la ciudadanía "hace un uso no responsable de las urgencias y se saltan la consulta de primer nivel de asistencia", es decir, la de los centros de salud, donde hay "profesionales excelentes" que "orientarían al paciente y los dirigían mejor según la gravedad de su dolencia". El jefe de Urgencias del Hospital de Valme, Cristóbal Marchante, apunta en la misma dirección: su hospital sólo ingresa al 12,2% de las personas que llegan a urgencias "porque la sociedad concibe este servicio como un cajero automático" que considera que le atenderá "con más rapidez y una alta capacidad de resolución".

Esa capacidad se entiende, tal y como apuntan estos médicos, en la gravedad del caso. "Si está en juego la vida del paciente la atención es inmediata, pero si es algo que no reviste tanta gravedad, ahí sí que va a pasar horas en la sala de espera", recalca Montero.

El bajo porcentaje de ingresos es de las razones a las que se agarra la dirección de los hospitales para reducir el número de camas y apostar de forma decidida por la atención domiciliaria. Consideran que no es necesario ingresar si se pueden prestar los cuidados en un lugar en el que el paciente se sienta cómodo como es su propia casa.

No piensan así los sindicatos, que asocian en parte esta masificación precisamente a que no hay camas suficientes en los centros. "Eso hace que queden hacinados a la espera de ingreso", según González (CCOO). En esa misma línea, la secretaria provincial del sindicato de enfermería (Satse) en Sevilla, Reyes Zabala, insiste en que "sería bueno un cálculo no de cuándo son atendidos, sino del tiempo que esperan antes de que les concedan una cama".

Otra visión crítica la aporta el sindicato médico. Su presidente, Antonio Gutiérrez, apunta también a "la escasa inversión para instalar puntos de atención urgente altamente resolutivos como era el equipo quirúrgico de Menéndez Pelayo". "Los datos de la administración dirán que mejora algo, pero la saturación de las urgencias es la misma y es preocupante", explica Reyes Zabala.

El leve descenso en urgencias no sólo se restringe a la capital. Sólo hay que ver los datos del hospital de la Merced de Osuna. Si en 2009 se atendió una media de 196 pacientes al día, esa cifra descendió a los 186 pacientes diarios. En el global del año hubo cerca de 4.000 urgencias menos. Por último, sólo uno de cada diez usuarios que visitaron este servicios necesitó ser ingresado para el tratamiento de su patología, como ocurre en el resto de hospitales.

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