Hace un año que José Luis Rodríguez Zapatero fue reelegido secretario general de los socialistas en el 37 Congreso Federal del PSOE que se celebró en Madrid del 4 al 6 de julio. La candidatura del líder leonés logró un 98,53% de apoyos, el mayor respaldo de su historia -aunque pese a ello, no cosechó la unanimidad que sí lograba Felipe González-.
Al contrario que su adversario político, Mariano Rajoy, que había celebrado sólo unas semanas antes el cónclave de su partido en Valencia, Zapatero no tuvo rivales internos ni recibió "puñaladas traperas". María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, diría que en el PSOE no había entonces -ni parece que haya ahora- "lío de liderazgos".
Lo cierto es que el socialista partió con una ventaja: tan sólo cuatro meses antes de aquel congreso federal había vuelto a ganar unas elecciones generales a Mariano Rajoy aunque por un margen más estrecho del deseado. El PSOE se quedó con 169 diputados en la Cámara Baja frente a los 154 del PP.
Desde la misma noche electoral, el 9-M de 2008, José Luis Rodríguez Zapatero eligió ser investido sin más votos que los de su partido y comenzó a gestar la teoría de la geometría variable, consistente en salvar cada día con acuerdos y socios distintos. La teoría, además de mucho trabajo extra para el portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso, estaba dando sus frutos porque en toda la legislatura el PSOE no ha perdido votaciones trascendentes; pero desde las elecciones autonómicas en el País Vasco del pasado 1 de marzo y el acuerdo entre PSE-EE y PP para desbancar a los nacionalistas del PNV de Ajuria Enea después de más de 30 años en el poder cada votación en el Congreso se ha vuelto más complicada.
La geometría variable de Zapatero ha llevado al Gobierno a tomar decisiones de difícil explicación: el pasado 23 de junio anunció un giro fiscal a la izquierda con el apoyo de IU e ICV que solamente duró seis horas, el tiempo en que tardó en lograr el respaldo-abstención de CiU al techo de gasto para los Presupuestos de 2010.
El PSOE de Zapatero comenzó este 2009 con el PP inmerso en el caso de corrupción Gürtel, en los problemas de espionaje dentro de la Comunidad de Madrid, en los "líos de liderazgos" ya habituales desde la marcha de José María Aznar y con tres citas electorales por delante, de las cuales ha salido victorioso en dos: en Galicia y en los comicios al Parlamento Europeo. La única alegría electoral del PSOE ha sido Euskadi donde por primera vez en la historia gobierna un lehendakari no nacionalista: el socialista Patxi López gracias al apoyo del PP. Además en todo este camino, Mariano Rajoy ha salido reforzado, ha fortalecido su liderazgo dentro del partido y ha soltado lastres (Eduardo Zaplana, Ángel Acebes o María San Gil).
Mientras que Zapatero escucha por primera vez críticas dentro de los suyos: Felipe González no comparte su política nuclear y ha criticado con dureza la campaña de las europeas.
