La directiva de retorno de inmigrantes de la UE no ha gustado a América latina. Chávez amenaza con no vender crudo y con revisar las inversiones en Venezuela a los países que la apliquen y en Paraguay avisan que nacionalizarán las empresas extranjeras. Para los 27, es una reacción desproporcionada.
La nueva normativa europea para la repatriación de inmigrantes aprobada el miércoles ha desatado reacciones de todos los tipos. Pero quizá la más inesperada haya sido la de Sudamérica, que se ha manifestado en contra de forma unánime. El viernes, varios mandatarios latinoamericanos convirtieron la crítica en amenaza.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, amenazó con no vender crudo a los países de la UE que apliquen la nueva norma y añadió que revisará las inversiones de esos países en Venezuela para aplicarles "también una ley de retorno". El líder venezolano calificó de "indignante" la iniciativa que llamó "directiva del bochorno". Destacó, asimismo, que "habrá que recordarle a Europa" que "aquí vinieron legiones de europeos" en el siglo XX, que "llegaban en barcazas, sin un centavo, pero ni uno de ellos fue maltratado ni retornado".
Minutos antes, el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, también expresó su rechazo ante la directiva europea y afirmó que "la migración es un derecho internacional". De hecho, en una declaración de rechazo a la norma comunitaria aprobada el jueves, el Parlamento paraguayo amenaza con que, "en caso de darse cumplimiento al operativo retorno en el año 2010, Paraguay se vería obligado a solicitar la nacionalización de las empresas extranjeras".
Desde la UE, tales advertencias han sido recibidas entre el desconcierto y la perplejidad. El Alto Representante de Política Exterior de la UE, Javier Solana, calificó de "totalmente desproporcionada" la reacción de Chávez.
Por su parte, el presidente de turno del Consejo Europeo, el primer ministro esloveno, Janez Jansa, atribuyó a un posible desconocimiento de la norma las amenazas, mientras que los 27, en la última jornada de la cumbre del viernes, hicieron oídos sordos y no se pronunciaron oficialmente sobre la polémica.
El pacto . En esta coyuntura, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, aseguró que "no hay problemas" con el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, sobre el contenido del pacto europeo de inmigración que promueven ambos países, tras las desavenencias por el contrato de inmigración que proponía Francia, ya suprimido. Zapatero confirmó que se han acercado posiciones, lo cual hará posible adoptar un texto conjunto para el próximo semestre.
