Fue el mayor centro artístico, cultural y religioso de la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco. Conserva el mismo título en la actualidad. La Catedral de Sevilla ha sido objeto de multitud de estudios. Un nuevo libro indaga sobre la etapa más abigarrada del templo.
La Diputación de Sevilla y la Universidad Pablo de Olavide se han encargado de coeditar la obra Teatro de la Gloria: El universo artístico de la Catedral de Sevilla en el Barroco, del profesor Fernando Quiles (Alcalá del Río, 1959).
La publicación se enmarca dentro del programa Andalucía Barroca que presenta al templo metropolitano como fruto de un proceso creativo en el que ha ido participando toda la sociedad sevillana durante siglos. "Era y es la gran parroquia de Sevilla, donde se concentraban el Corpus y demás festividades. Las instituciones, que gozaban de ingresos inagotables con los diezmos, fueron muy inteligentes al utilizar las fiestas para dinamizar el culto", apostilla Quiles.
Construida sobre la mezquita almohade, la seo hispalense sufrió numerosas obras desde 1401 hasta el siglo XIX; reformas de las que se han conservado diversos testimonios, además de algunos bienes inmuebles. Es por ello por lo que hoy en día se puede seguir "con detalle" todo el proceso de construcción. Quiles además explica que un "valioso" archivo permite conocer "pormenorizadamente" cómo se avanzó en la edificación y adorno del conjunto. No obstante, y dada la envergadura del edificio y el volumen de obras que contiene, el autor ha limitado el estudio a los siglos del Barroco, "los de mayor esplendor artístico de la ciudad de Sevilla y, por otro lado, quizás los menos estudiados, ya que se ha analizado más la vertiente religiosa, artística y social de la Catedral durante la Edad Media y el Renacimiento, o el papel de Hernán Ruiz en la Giralda".
Quiles también recuerda en el referido volumen el papel de mecenazgo que ha adoptado el monumento, "sobre todo, en los siglos XVII y XVIII". Buen ejemplo es el de Murillo, del que se asocia su génesis al impulso que le dio la Catedral. "Entró como novato y a él se debe el Nacimiento de la Virgen, que se colocó en la capilla de la Inmaculada aunque hoy esté en el Louvre".
El libro también analiza la influencia que ejerció el templo: "Extendió sus tentáculos por todo el reino de Sevilla y muchas parroquias llegaron a depender de ella. Centralizó el arte, la arquitectura, la pintura y la escultura".
