Ya nos están diciendo que no va a ser un año fácil, motivado por las subidas de todos los servicios generales. A esto habrá que agregarle que un litro de leche -increíble- sigue costando mucho más que un litro de gasoil, por ejemplo. Las economías familiares están notando un incremento de precios con el que contaba poca gente, la verdad sea dicha. Sin embargo, y ante el nacimiento de un nuevo año, todos tenemos la esperanza de que nuestra calidad de vida no se resienta y que la marejada pase cuanto antes. Es lo que le pedimos al 2008, que no sea duro y que no se nos haga eterno, porque eso significaría que vamos contando los días hasta que llegue un nuevo mes. Algo de eso irá en alguna que otra carta a los Reyes Magos. Desde estas líneas, sólo les quiero desear lo mejor, que este año sea recordado por muchas cosas buenas y por muy pocas malas, y que cuando hagamos inventario dentro de un año justo, sonriamos porque las cosas han ido razonablemente bien.
