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Los arroceros llevan ante notario un dragado del río a la altura de Lebrija

La Federación de Arroceros de Sevilla llamó el miércoles a un notario para que levantara acta de un dragado que la Autoridad Portuaria está efectuando en el Guadalquivir, a la altura de Lebrija. Así podrían pedir responsabilidades si se demuestra que dragados como éste han duplicado el nivel de sal en el agua.

el 15 sep 2009 / 11:17 h.

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La Federación de Arroceros de Sevilla llamó el miércoles a un notario para que levantara acta de un dragado que la Autoridad Portuaria está efectuando en el Guadalquivir, a la altura de Lebrija. Así podrían pedir responsabilidades si se demuestra que dragados como éste han duplicado el nivel de sal en el agua.

Según informó ayer Julián Borja, presidente de la federación provincial de arroceros, los productores detectaron al menos hace una semana la presencia en el río de un barco especializado en dragados, identificado como propiedad de la Autoridad Portuaria de Sevilla. Ha estado trabajando en toda la margen izquierda del Guadalquivir y el miércoles, cuando llamaron al notario para que dejara constancia de esos trabajos, estaba anclado en aguas de Lebrija. El fedatario tomó el testimonio de varios testigos y capturó algunas fotografías para sustentar su dossier. Con este documento, los arroceros quieren cubrirse las espaldas y contar con un informe "objetivo y fiable" que les permita emprender una pelea judicial contra el Puerto, en el caso de que se demuestre que éste u otro de los dragados que ocasionalmente ejecuta la Autoridad en el río son los causantes de sus elevados niveles de salinidad, niveles que desde el pasado mes de enero duplican la media habitual y que están "acabando" con la cosecha de arroz.

Borja sostiene que la Autoridad Portuaria se comprometió a "informar puntualmente" a los arroceros de cualquier movimiento en el lecho del río, por lo que ahora "lamenta" que esa "línea de colaboración no se haya mantenido". "No nos importa si es un dragado menor, queremos saberlo sea como sea", sostiene. El presidente de la Autoridad, Manuel Fernández, confirmó ayer que se trata de un "dragado rutinario, de mantenimiento", de los que se hacen periódicamente en el río. Asegura que los trabajos cuentan con los informes favorables por parte del Ministerio de Fomento y que se han acometido ahora "porque llevaban un año sin llevarse a cabo, y tienen que hacerse cada dos años para mejorar las condiciones del río". "Además, este dragado le interesa a todo el mundo, pues elimina cada cierto tiempo los lodos que se van acumulando y que son un obstáculo para todas las actividades del Guadalquivir, incluyendo el cultivo del arroz", sostiene Manuel Fernández.

Los arroceros, pese a todo, entienden que debería haber un ente superior que vigilara esos dragados, de ahí que ayer anunciasen que van a enviar un escrito a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) para que obligue a la Comisaría de Aguas del río a "controlar" las actuaciones del Puerto, informa Europa Press.

¿Posible excusa? El notario levantó acta en Lebrija precisamente el mismo día en que se reunió la mesa de seguimiento del Guadalquivir, en la que se trata de dilucidar a qué se debe que se hayan disparado los niveles de sal y de lodos del río. En esa reunión, los técnicos del Cedex (Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas), dependiente de Fomento, apuntaron que las obras de la línea 1 del Metro podían haber dejado un tapón de barro a la altura del puente de San Juan de Aznalfarache, que podría ser la causa de la turbidez del agua. Pero Julián Borja no lo tiene tan claro. "Somos incrédulos ante esta única explicación -afirma- porque es muy raro que una obstrucción así, en un río con tanto caudal, sea el causante de todos los problemas". Además, esta hipótesis sólo explicaría la mitad del enigma, por qué hay exceso de lodo en el río, pero no así por qué hay sal en demasía.

Eso podría deberse, como expusieron en la misma reunión los especialistas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a "los fuertes vientos de levante que hubo tras las importantes lluvias de noviembre", que subieron notablemente la marea e hicieron entrar en el torrente del río demasiada sal marina. Esa sal se encuentra hoy en cinco gramos por litro, el doble de lo razonable, lo que está matando el grano.

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