Local

Los difuntos sí que sobreviven a la crisis

La costumbre de llevar flores al cementerio se mantiene sobre todo en los pueblos. Las funerarias idean nuevas fórmulas para aliviar a las familias el coste de los servicios funerarios.

el 01 nov 2013 / 23:20 h.

TAGS:

Día de Todos los Santos en el cementerio de San Fernando. / J. M. Paisano (Atese) Día de Todos los Santos en el cementerio de San Fernando. / J. M. Paisano (Atese) (FOTOGALERÍA. Día de Todos los Santos en Sevilla) Como cada 1 de noviembre, se levantó temprano y fue a visitar la tumba donde desde hace más de cinco años reposan los restos de su madre. Mantiene esa costumbre desde hace años, de cuando su padre falleció en 1991. Aun así, no es el estándar de visitante del cementerio de San Fernando en estas fechas porque, al menos, para por el camposanto una docena de veces al año. Le consuela limpiar la lápida, pintar de blanco los bordes que la rodean y cambiarle las flores, aunque no sean naturales. Noviembre es el mes de los difuntos y aún se conserva viva esa tradición de visitarlos, de no perder ese último vínculo, una costumbre que va perdiendo fuerza, entre otras cosas, porque cada vez son más las personas que optan por la incineración frente a la inhumación. Una tendencia que gana adeptos y que sitúa desde hace unos años a Sevilla en cabeza, junto con Málaga, en número de cremaciones de todo el país, al rozar el 70 por ciento frente al 30 por ciento de los entierros tradicionales. En España la proporción se invierte. Así lo explica Víctor Humanes, de la patronal de empresas funerarias Panasef, que lo atribuye a varias circunstancias. La primera, es el aumento de hornos crematorios en los municipios, lo que hace que no haya que desplazarse muchos kilómetros para disponer de este servicio. Porque hay muchas familias que simplemente no pueden elegir. Y también, pero esto afecta más a Málaga y la Costa del Sol, porque es la elección preferida por los extranjeros residentes. Aun así, la sepultura sigue siendo la opción más demandada en los pueblos sobre todo, precisa. Cementerio de San Fernando. / EFE Cementerio de San Fernando. / EFE Que también se va perdiendo esta costumbre –que, además tiene mucho que ver con la preferencia de la incineración– lo constatan los floristas sevillanos. Con la excepción de las tiendas más próximas al cementerio y también de algunas ubicadas en los barrios más periféricos, en la capital el día de Todos los Santos y el de los Difuntos no supone un pico reseñable en las ventas de estos negocios, precisa José Montero, presidente de la Asociación de Floristas de Sevilla. “No es algo nuevo de este año, sino que ya se viene notando desde hace diez o doce años. Para las floristerías de la capital se trata de un día más”. No ocurre lo mismo en los pueblos de la provincia, donde aún se mantiene arraigado ese ritual de visita a los camposantos para adecentar las tumbas. Por el contrario, resume, las floristerías están registrando unas ventas “más europeas”, de manera que las flores se consumen cada vez más de una forma más “normalizada”, no se reservan para fechas señaladas en el año, sino que ha aumentado la compra diaria “para un cumpleaños, un santo, un bautizo” o incluso sin un motivo. Antes, recuerda, los repuntes se limitaban al día de los enamorados, el de la madre o de alguna Virgen. Fátima Rodríguez, directora de la Escuela Andaluza de Arte Floral, abunda en esta idea. “Aunque no es un producto de primera necesidad, hay más necesidad de comunicarse a través de ellas”. Y, sobre estas fechas precisa que, si lo habitual son las flores de plástico en los cementerios durante todo el año, el mes de noviembre se llena de flor natural. El crisantemo es una de las elecciones más típicas, junto con el clavel, aunque “cada vez se impone más la personalización”. Éste ha sido, además del sexto año de la crisis, el primer ejercicio tras la subida del IVA, que desde septiembre de 2012 pasó en los servicios funerarios y en otros complementarios como la floristería del 8 al 21 por ciento. Un brutal incremento que las empresas del sector coinciden en señalar que han asumido ellas, estrechando aún más los márgenes y sin repercutir los precios a los clientes, conscientes de la larga situación de crisis, de que se trata de unos servicios básicos y de que uno no elige el momento en que se muere. Es Fernando Pouso, responsable de la zona de Andalucía del Grupo Mémora –que gestiona, entre otros, el tanatorio de la SE-30–, quien remarca ese esfuerzo. Una de las formas en que se escenifica es el nuevo servicio que lanzará su compañía a finales de este año o principios del próximo. Para que una familia se libere de la carga que supone el pago de todos los servicios funerarios y, ya de paso, también de todas las decisiones que implica en un momento tan delicado, Mémora ofrecerá a las personas mayores de 75 años, que ya no pueden acceder a un seguro de decesos, la posibilidad de que éstas “puedan dejar pactado y personalizado su propio funeral”, con un precio básico de 6.500 euros. Con esta iniciativa, “pionera en España”, Grupo Mémora “busca aportar tranquilidad y garantías a quienes lo contratan y a sus seres queridos, con lo que cubre una necesidad latente que, hasta la fecha, no había sido cubierta”. Entre las novedades, el acuerdo con Duelia por el que los clientes podrán obtener, a través de internet recursos que les ayuden a afrontar la pérdida como grupos de duelo on line privados y monitorizados por psicólogos, explicó.

  • 1