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Los empresarios que pujaron por los suelos de Merca ven "atípico" el concurso

La mayoría de los imputados alega que las prepararon sus técnicos aunque el hermano de la ministra Báñez sí defiende que se presentó para ganar como concurre a muchos concursos aunque sin hacer un gran esfuerzo económico

el 14 jun 2013 / 21:39 h.

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El empreario Ramade. El empreario Ramade. Los empresarios que pujaron por los suelos de Mercasevilla en 2006, adjudicados a Sando pese a que había una oferta 50 millones superior, defendieron ayer la normalidad de las propuestas con las que concurrieron al concurso, aunque se desmarcaron de su diseño, delegado en equipos técnicos. La jueza Mercedes Alaya les imputa un presunto delito de maquinación para alterar el precio de las cosas por presentar “raquíticas ofertas” que cree “de relleno” para que ganara Sando, una connivencia que todos rechazaron. Sí coincidieron en mostrar extrañeza por el resultado del concurso, la “exagerada” oferta de Noga y las cláusulas “atípicas” del pliego. Los dirigentes de Realia Business, Prasa, Azucarera Larios, Edamar (hoy Noriega) y Construcciones Juan de Robles –la empresa de la familia de la ministra Fátima Báñez– reconocieron no haber participado antes en otros concursos que penalizaran las ofertas al alza a partir de un límite y también se extrañaron de que el se valorara sobre todo poseer la titularidad de los derechos de uso de los suelos, requisito que solo cumplía Sando por habérselos comprado poco antes a Larena 98. En este extremo, el presidente de Construcciones Juan de Robles y hermano de la ministra, Eduardo Báñez, fue especialmente contundente al asegurar que si hubiera ganado el concurso “hubiera reclamado” porque ese pliego de condiciones “no es correcto”, “no es lógico” y “no está bien hecho". Mercasevilla convocó un concurso público en 2006 para la venta de unos terrenos en los que tras su traslado se proyectaba la construcción de más de 2.000 VPO. Al concurso concurrieron ocho empresas y ganó Sando al ofertar 107 millones de euros (el precio mínimo eran 105), aunque Noga ofertó 158 pese a que el pliego penalizaba las ofertas un 10% superior a la media. Azucareras Larios, Prasa y Construcciones Juan de Robles ofrecieron el precio mínimo y Edamar (hoy Noriega) 110. La jueza preguntó a todos ellos por su interés real en ganar ante sus bajas e incompletas ofertas, sin proyectos sociales y técnicos que puntuaban. La respuesta de los empresarios fue dispar. Eduardo Báñez dejó claro que cuando su empresa concurre a un concurso lo hace con intención de ganar pero sabiendo que en éste “tenía pocas posibilidades pero no ninguna” se “esforzó poco” y “no quiso invertir en ningún proyecto técnico”. Fue “al mínimo esfuerzo y gasto”. La estrategia de su empresa es “comprar suelo barato” si bien concurrió porque lo hacía con todos los suelos de Andalucía –ya no– y ganó algunos pese a quedar segundo porque el primero no logró luego financiación, algo que sí dijo estar seguro de haber logrado en caso de resultar adjudicatario. Alaya también citó como imputado al otro hermano de Báñez, Juan Nicolás, si bien dijo estar desvinculado de las empresas familiares desde que en 2005 montó una propia como arquitecto aunque se mantuvo como consejero delegado por si su hermano no podía firmar algo hasta que a final de ese año le relevó su hermana Ana. Del concurso de Mercasevilla no supo nada. Los hermanos Báñez cerraron una jornada de declaraciones que arrancó pasadas las once de la mañana –con una hora de retraso y tras pedir las defensas que se suspendiera–. El primer empresario en pasar por el despacho de Alaya fue el presidente de Realia, Ignacio Bayón, que se enteró de que su empresa concurrió a este concurso cuando comenzaron las indagaciones en 2009 pues “no era su competencia” ya que es la Dirección de Promociones la que estudia y prepara estos procesos con unas reglas generales marcadas por la dirección: presentar “ofertas económicas bastantes conservadoras” sin alejarse del precio mínimo, máxime en este caso donde había un “riesgo importante” ya que la urbanización de los suelos estaba prevista a 10 años tras el traslado de Mercasevilla. Por ello calificó de “muy fuerte” la oferta de Noga. Su directriz era “no arriesgar” aunque la oferta se hizo “sin lugar a dudas para ganar”. Bayón negó que Sando le invitara a participar aunque sí admitió relaciones con este grupo a través de DUSE, participada por ambos. Menos interés por ganar demostró el presidente de Prasa, Juan Romero, que se presentó “por si colaba” pero no tenía “muchas esperanzas”. “A veces es como los alumnos que desconocen la materia y se presentan al examen a ver si toca”, señaló, tras afirmar que ni siquiera recordaba haber concurrido y supone que “no se iría con mucha ilusión”. Negó todo contactó previo con Sando o Mercasevilla y también mostró su extrañeza por las cláusulas del pliego. La presidenta de Azucareras Larios, Bárbara Gutiérrez-Maturana fue la que más “sorpresa” mostró por verse envuelta en todo esto. Dijo haberse enterado por la prensa y desconocer todo lo relativo al concurso porque en 2006 la empresa contaba con un consejero delegado que firmaba las ofertas. Alegó estar “sorprendida y triste” por la “actuación autónoma” de este consejero, que ya no trabaja en la empresa, en este caso, ya que se ofreció “muchísimo dinero” cuando la sociedad “tiene terrenos en Málaga y nunca habían salido de esa provincia y no era su interés construir fuera de la misma”. Desconoce si fue instigado por Mercasevilla o Sando para participar “aunque en Málaga todo el mundo se conoce”. Por parte de Noriega, el presidente Martín Eugenio Sánchez-Ramade fue muy gráfico al indicar su interés en el proceso: un 4 en una escala de 0 a 10, ya que tenían otros suelos en Sevilla, aunque se presentaron “para ganar” y la cifra de 110 millones ofertada era “importante” con el nivel de facturación que tenía entonces Edamar. Reconoció no recordar el pliego de condiciones aunque “alguien se lo leería” y sí admitió ser él quien decidió presentarse y fijo el precio, sin recibir indicaciones para concurrir de Sando o Mercasevilla. También calificó de “excesiva” la oferta de Noga y extrañas las cláusulas del pliego. El apoderado Antonio Vicente Sánchez-Ramade se limitó a firmar la oferta que le vino dada “de la central de Córdoba”, por lo que no estudió los pliegos y “la dio por buena” y desconoce si hubo reuniones entre Sando, Noriega o DUSE. Alaya no decretó medidas cautelares contra ninguno de los empresarios imputados.  

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