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Los neutrales son un peligro

Cuando se anunció a bombo y platillo el fichaje estrella de Manuel Pizarro, un contertulio arrogante y pelmazo de un programa de radio afirmó que ya era hora de que la escoria de los políticos profesionales de partido diera paso a gente como aquél, independiente y capacitada.

el 15 sep 2009 / 04:04 h.

Cuando se anunció a bombo y platillo el fichaje estrella de Manuel Pizarro, un contertulio arrogante y pelmazo de un programa de radio afirmó que ya era hora de que la escoria de los políticos profesionales de partido diera paso a gente como aquél, independiente y capacitada.

Es decir, un señor que ha triunfado en los negocios entra por la chimenea de un partido, se cuela de número dos por Madrid y sin pasar por la base se coloca en la cúspide. Lo mismo pasó con el juez Garzón. Los dos aspiraban a ser ministros sin más compromiso que con su propio ego y al no conseguirlo anunciaron en seguida que renunciaban al escaño. Parece ser que Pizarro medita el momento más oportuno para hacerlo después de haber dicho que venía para quedarse y demás milongas para hacer creer al votante que no era la poltrona de ministro la que guiaba su decisión.

Me parece bien que se busque a gente profesional, sea o no de un partido, para ocupar cargos públicos en los que la capacidad y la sintonía básica deben ser los principales valores a exigir. Pero dedicarse a la política sólo debe estar en manos de los que saben que la disciplina, el esfuerzo en equipo y la lealtad al proyecto están por encima de su ambición personal. No hay nada más inquietante que la neutralidad, nunca he visto grandeza en ello. Se debe ser objetivo, independiente, equilibrado; pero ser neutral no es un valor en sí mismo.

Abogado

crosadoc@gmail.com

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