"La pirata era la Reina. El otro lo que hacía era ejecutar sus órdenes", dice Antonio Luque, con inequívoco acento sureño, refiriéndose a Su Graciosa Majestad (que de graciosa tenía muy poco) Isabel de Inglaterra y ese famoso ladrón que tenía a su servicio, Francis Drake. "Aquí daba miedo. Se le llamaba Paco el Dragón, Paco Drago... ¡Con tal de no decir su nombre, que daba escalofríos!"
Le va a costar trabajo encontrar un guía con esa precisa y oportuna combinación de lo culto y lo popular, con ese don para el relato, que hace de Mare clausum, mare liberum mucho más que una exposición sobre la historia de la piratería contra España. Todos los días, a las doce, comienza en el Archivo de Indias una ruta comentada por entre los legajos y las vitrinas que aquellos imperiales corredores se saben ya de memoria: la exposición comenzó el 23 de noviembre del año pasado, y ayer mismo, desde esta institución, se comentaba que estará abierta "por lo menos" hasta el 31 de diciembre.
Y eso que teóricamente ya ha terminado. Teóricamente, porque se ha rebasado con creces su fecha de finalización y porque se han llevado ya de vuelta las maquetas más impresionantes, que eran las que le daban un poquito de alegría visual a todo ese lote de papeles. Pero la gente sigue yendo entusiasmada a escuchar una narración que tiene la atmósfera de una película de misterio y el inquietante regusto de un terror real.
Los avatares de una colonia española que fue invadida por los piratas 25 veces en 50 años; la razón por la que lo primero que hacían estos al llegar a una población era robar las campanas; el porqué de que los ingleses recurriesen tanto a los corsarios en vez de a su propia flota militar; la verdad sobre la Armada Invencible, que fue destruida dos veces por los ingleses (la primera y menos comentada, a bombazo limpio mientras se estaba construyendo en los astilleros de Cádiz); qué papel tenía la nao almiranta en las expediciones navales y hasta por qué a los ingleses les gusta tanto el sherry. Y más, muchísimo más. Tan sensacional es todo que hasta tienen allí el barco pirata de los clicks, a falta de otras maquetas. No se pierda esta visita. Se puede hacer con los ojos cerrados.