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Los problemas de la barbie

¿Usted a quién prefiere? ¿Una muñeca barbie o una bratz? No se rían. La cosa parece seria. Una sentencia en California acaba de darle la razón a la empresa fabricante de barbies. Una resolución judicial que abre la puerta a una de las más prometedoras guerras empresariales de los próximos años.

el 15 sep 2009 / 09:23 h.

¿Usted a quién prefiere? ¿Una muñeca barbie o una bratz? No se rían. La cosa parece seria. Una sentencia en California acaba de darle la razón a la empresa fabricante de barbies. Una resolución judicial que abre la puerta a una de las más prometedoras guerras empresariales de los próximos años.

Hasta ahora, 16 millones de dólares de contundentes razones en un puñado de folios, en la guerra legal entre Mattel y MGA por un litigio de propiedad industrial. Cuando la nancy ya queda como un pálido recuerdo, se ha declarado la guerra total de la todopoderosa y decadente barbie, de Mattel, con las rompedoras y multiétnicas bratz, de MGA.

Un conflicto en el que algunos llegan a entrever el trasfondo de una guerra ideológica, entre el universo conservador de las maduras barbie y el provocador mestizaje de las jóvenes bratz. Esas Sasha, Yasmin, Jade y Chloe, que arrasan en un mercado de decenas de millones de niñas de todas las nacionalidades y religiones. Un conflicto sobre un negocio que se extiende desde los estantes de las tiendas de medio mundo, al mundo de la televisión o internet.

Algunos expertos en educación infantil han expresado su preocupación por la rápida expansión del mundo virtual de la barbie. Un portal de pago por internet, para niñas entre cinco y quince años, que en menos de un año desde su lanzamiento ya cuenta con 11 millones de usuarias registradas. En el que se puede leer que su contenido on line es la mejor manera de jugar a la moda y belleza, a jugar con el pelo, haciéndolo divertido y atractivo incluso para niñas más grandes.

Un mundo irreal, electrónico, donde las niñas juegan con dinero, donde pueden ganarlo con sus propios diseños de ropa y complementos, donde pueden gastarlo para que sus muñecas cuenten con el adecuado fondo de armario. Una enorme comunidad cibernética de niñas, que vienen a sumarse a otros portales como los de Disney, que tuvo el pasado mes de marzo más de 27 millones de visitantes, Time Warner Cartoons, la pionera Webkinz o Nickelodeon de la MTV.

Un gigantesco mercado sin fronteras ni barreras comerciales, donde los niños son bombardeados con productos cuyo consumo se hace irresistible. Una comunidad internacional de consumidores, cuya regla básica es la capacidad de pago. Un innovador y problemático sistema de ventas, dirigido a un colectivo vulnerable a piratas y depredadores informáticos. Con los objetivos de ventas centrados en preescolares, enganchados en estas novedosas redes sociales distantes de los reguladores públicos.

Con un despliegue de valores cocinados en los departamentos de marketing. Un universo donde los principios de la política, la moral y el territorio, ceden el protagonismo a un poder blando, sutil, difuso, compuesto de ropa, complementos, situaciones, ambientes y apariencias. Gobernado por corporaciones dominadas por la lógica implacable de la compraventa. Una monarquía virtual donde la barbie todavía reina sobre sus entregadas súbditas, con el único asedio de sus irreverentes competidoras.

Abogado

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