Jesús López-Terradas y otros dos compañeros de Casa Losada son los encargados de cuidar y poner "a punto" el complejo engranaje del reloj más famoso de España, el de la Puerta del Sol, que llegó a Madrid en 1865 y que aún conserva su maquinaria original en un 98%. Los relojeros trabajan todo el año, pero es ahora cuando se intensifica su trabajo.
Las últimas horas son "fundamentales": a las nueve de la noche los tres relojeros se encierran dentro del reloj, y "28 segundos antes de las doce retiraremos la palanca que sujeta la bola del reloj, que descenderá por su propio peso durante ocho segundos". A 20 segundos de las doce sonarán los cuartos y, a continuación, a las doce en punto de la noche, repicarán las doce campanadas con un intervalo de tres segundos entre cada una de ellas.
