De las ciudades españolas que se encuentran más cerca de Sevilla en kilómetros, en cultura y en geografía, Málaga es la que marca el paso en Andalucía en el progreso y en la voluntad de creación de economía, pero sobre todo en vivencia en torno a un centro común. Andalucía no es nada sin Sevilla, como no lo es sin Málaga, como no se entendería nuestra comunidad sin el resto de las provincias, capitales y pueblos que conforman nuestra tierra. Pero si Sevilla sólo mira al mar a través de la esclusa, desde tierra adentro, Málaga es capital del mar y económica, abierta al Mediterráneo, abierta a la cultura y abierta a la creación de riqueza.
En estos días celebra Málaga su fiesta grande, grande como sus casetas, como su recinto ferial y como su gente. En medio de farolillos verdes y morados, colores emblemáticos de la ciudad, saludo y abrazo en Málaga a mi buen amigo Julio Cuesta, prohombre de la Sevilla universal, por su vinculación a nuestras tradiciones, por su conocimiento de la ciudad y por su amor a toda Andalucía. Reencontrarme a Julio Cuesta en Málaga es reencontrarme con Sevilla, con las tradiciones de mi ciudad, pero sobre todo encontrarme con una Andalucía viva, plural y universal en la que se pueden alcanzar puntos de encuentro como Málaga en su sencilla complejidad. Julio Cuesta, 20 años de amistad en la sutura de nuestros sentimientos, es saber apreciar que Andalucía es una vocación que tiene su camino en la voluntad de sus habitantes, más allá de la voluntad de sus dirigentes, que también son andaluces. Málaga, en feria, es Andalucía viva.
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