Cultura

Mariano Bellver ofrece a Málaga su valiosa colección cansado de esperar

A priori, parecería que cualquier político avispado se daría tortas por cerrar semejante operación filantrópica, más aún después de los fiascos de Carmen Thyssen o del Caixaforum de Atarazanas.

el 26 oct 2013 / 23:23 h.

BELLVER Hace más de una década que Mariano Bellver, un coleccionista de arte privado, natural de Bilbao pero sevillano de adopción, ofreció por primera vez a esta ciudad su amplia y valiosa serie de cuadros, esculturas y mobiliario, reunidos a lo largo de su vida. Las condiciones fueron dos: que la colección permaneciera unida bajo el amparo de las instituciones sevillanas y que se garantizara su conservación en un edificio digno. A priori, parecería que cualquier político avispado se daría tortas por cerrar semejante operación filantrópica, más aún después de los fiascos de Carmen Thyssen –que quiso montar en Sevilla un museo y que tuvo que desistir ante la ineptitud e inacción del anterior gobierno municipal– o del Caixaforum de Atarazanas, que acabó frustrándose debido a las peleas partidistas de la Junta y el Ayuntamiento. El caso de Bellver va por el mismo camino, pese a que la administración local y la autonómica llegaron a firmar un preacuerdo en 2009, para tasar toda su colección –valorada en casi diez millones de euros– y para elegir la sede.El Museo de Bellas Artes, una vez que se acometiera la ampliación a través del Palacio de Monsalves, iba a albergar la mayoría de las piezas. Sin embargo, después de que el Gobierno central decidiera enterrar el proyecto de la pinacoteca hispalense hace dos años, todo parece ya perdido. En 2009 ambas instituciones pactaron “aceptar la cesión de la colección Bellver con el objeto de ponerla a disposición de la ciudad y con el fin de darle la mayor difusión pública”, explicaba entonces un comunicado conjunto de la Consejería de Cultura y elConsistorio. Acordaron también la creación de un órgano de gestión que se encargaría de la colección, que incluye una muestra de pintura de más de 330 cuadros, la mayoría de ellos adscritos a las corrientes costumbristas y regionalistas andaluzas del siglo XIX; su vivienda particular, una casa sevillana situada en la misma plaza del Museo; y más de 300 piezas de mobiliario y objetos de arte decorativo. También se puso fecha a la gran exposición que tuvo lugar en el Bellas Artes en 2011. Pero al margen de aquella muestra, aquel preacuerdo nunca se sustanció. Tras cambiar el color del gobierno municipal y el rostro de la Consejería de Cultura –varias veces– la cuestión Bellver ha pasado a un segundo o tercer plano, y nadie quiere afrontar este asunto. Este mecenas, que tiene ya 87 años, da por perdida la ilusión que tenía hace un década por legar a Sevilla su patrimonio, a pesar de que la Fundación Cajasol le ha mostrado su interés por incorporar a su futuro museo de la Plaza de San Francisco parte de sus cuadros, aunque para ello Antonio Pulido, presidente de la entidad, también demandó la participación de Consistorio y Junta. “De la consejería y el Ayuntamiento ya no sé nada.No se ponen en contacto conmigo ni por cortesía. Ya he desistido. Que la ciudad pierda mis cuadros. Ya me da igual. Creo que Sevilla no se ha portado como debía y no voy a suplicar más para hacer un donativo”, confiesa un Bellver decepcionado, que ya contempla otras posibilidades que no pasan por Sevilla. “Si esta ciudad no quiere mi colección, se la ofrezco a Málaga o a cualquier otra capital que esté dispuesta a conservarla y le ponga una sede digna, y si nadie la quiere, tengo ofertas para subastarla por lotes. Si opto por esta fórmula, daría el dinero a las hermanitas de la caridad, porque no quiero lucrarme con esto.Nunca he pedido un céntimo a nadie. O dejaré que mis herederos se la repartan y decidan”, advierte Bellver, que lleva meses esperando que algún político muestre algo de interés. “Tengo la oferta de Cajasol, y claro que querría, pero hace falta que estén ahí las instituciones sevillanas para velar por el futuro de las obras, no puedo regalárselo a una institución particular sin más”, explica el coleccionista, que quiere insistir en que nunca ha pedido “ni un céntimo” a cambio de sus obras.“No hay ninguna petición oculta”, remarca. A su juicio, el problema que ha padecido desde el principio es la falta de voluntad política y las peleas partidistas de las instituciones. “El Ayuntamiento ahora no quiere participar si está el otro –la Junta–, que tampoco quiere que esté el Consistorio, que a su vez no quiere saber nada de Cajasol... Esto es como la política que sufrimos en España.Aquí no se hace nada por algo, sino contra algo. Así nos va”, sentencia Bellver.

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