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Mariano Mourinho

Rajoy habla de su hijo, sus horarios y admite que protestarle al árbitro «es muy reconfortante».

el 22 ene 2011 / 21:41 h.

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Fuera chaquetas, abajo corbatas. Llegó el sábado y el personal se vistió de fin de semana, con ese aire del arreglado pero informal con el que te dicen que están trabajando pero un poquito más relajados. Y como tocaba encuentro con la muchachada (Mariano Rajoy se sometió a las preguntas de Nuevas Generaciones: no se preocupen, aquello no fue el tercer grado precisamente), pues el presidente del PP sacó a pasear el perfil amable e íntimo. Ayer nos acostamos sabiendo que él se levanta todos los días a las 7 de la mañana, y que truene o diluvie se hace su hora de ejercicio. “El deporte ayuda a conservar el equilibrio”, tanto verlo (“hasta los partidos de niños”) como practicarlo, que “darle patadas a un balón y protestarle al árbitro es muy reconfortante”.

Mientras un pelotón de militantes batallaba ante la máquina de Nespresso para sacarse el cafelito que les entonara el cuerpo, Rajoy hablaba hasta de su hijo mayor, a la sazón Mariano Rajoy, del que confesaba que a sus 11 años no le hace mucha gracia que a su padre lo estén parando continuamente por la calle. “Le he dicho que hay que sonreír y ser amable, pero de momento no lo consigo”, y menos cuando atacan a su padre, y aquí se sirve para hacer pedagogía del mismísimo entrenador del Real Madrid. “Yo le digo que mire lo que pasa con Mourinho, que unos lo ponen verde y otros no”.

El hijo, claro, le sirvió para hablar de la familia, que es la única que está a las duras, porque “cuando te va bien surgen los amigos por doquier, pero cuando te va mal, como decía Pío Cabanillas, el teléfono no suena nunca”. A Rajoy ahora mismo sí le suena, y le llaman hasta desde su mismísimo pasado, porque los de Nuevas Generaciones de Galicia le regalaron enmarcada su foto de la orla, que muestra a un líder del PP de 22 años (en la imagen parece mayor, la verdad), sin barba, con enormes gafas y un pelazo de aquí te espero.

Hablaba Rajoy y llegaba tarde obligado por otros compromisos el candidato a la Alcaldía de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, al que los suyos presentan estos días como el primer ariete que derribará el muro del PSOE en Andalucía. Llegó tarde pero arrasó porque supo ubicarse bien, junto al stand donde regalan tortas de aceite, aceitunas rellenas de anchoas y aceite del bueno. Éxito asegurado, claro. Y Rajoy, mientras, diciendo que “los políticos son como los futbolistas, los camareros o los periodistas, los hay buenos y malos”. Y lo hacía ya deschaquetado y con su camisa celeste... como el logo del PP, que los detalles hay que cuidarlos. Faltaría más.

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