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Mas ficha a cinco independientes para afrontar la salida de la crisis

La incorporación más sonada es la del socialista Ferrán Mascarell, consejero de Maragall.

el 27 dic 2010 / 20:09 h.

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José Montilla coloca la medalla que le acredita como nuevo presidente a Artur Mas.

El nuevo presidente de la Generalitat, Artur Mas, se ha rodeado de la vieja guardia de Jordi Pujol, cuatro independientes y un socialista para afrontar la salida de la crisis, misión que proclamó su prioridad, y por ello pidió paciencia en el camino de la "construcción nacional" de Cataluña.

Artur Mas tomó ayer posesión de su cargo en un acto solemne en el que prometió "plena fidelidad al pueblo de Cataluña" y reclamó paciencia en el camino hacia la "plenitud nacional" catalana. Después del discurso del presidente saliente, José Montilla, y tras la lectura del real decreto de nombramiento por parte de una afónica presidenta del Parlamento, Núria de Gispert, Mas no se limitó a prometer el cargo como presidente número 129, sino que añadió una apostilla de cosecha propia, para resaltar su compromiso de "fidelidad".

Tras imponerle el presidente saliente, José Montilla, la medalla que le acredita como nuevo president, Mas empezó su discurso agradeciéndole el "impecable traspaso de poderes" que está llevando a cabo.

Rodeado de sus familiares directos y de autoridades de todo tipo -incluido el vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves- en el Salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat, Mas destacó la trascendencia "milenaria" de los pueblos y naciones, por encima de los Estados, que definió como "construcciones artificiales".

Asimismo Mas aseguró no sentirse como "un resistente, tampoco un libertador, sino un constructor de Cataluña, de la nación catalana", y recordó que "la construcción nacional de Cataluña no es un trabajo para impacientes". "La plenitud nacional de Cataluña a la que muchos aspiramos requiere el esfuerzo constante, dedicación permanente, entusiasmo, ilusión, salvar obstáculos, no dar nada por perdido", dijo.

En un discurso de poco más de 10 minutos, Mas ha reconocido que su llegada a la Generalitat coincide con "un momento muy delicado", con un país "lleno de problemas" y donde hay "miedos, confusión y grandes interrogantes" de futuro. Por ello el líder de CiU se comprometió a "poner el país en marcha, movilizar energías", poniendo el acento más en el "ejercicio de los deberes que en la reclamación de los derechos".

Para resumir el ánimo con el que afronta su nueva responsabilidad citó la inscripción que figura en la rueda de timón que le han regalado sus padres: "Cabeza fría, corazón caliente, puño firme y pies en el suelo".

Objetivos para los que ha fichado a cuatro personas de perfil profesional o académico, además del socialista Ferrán Mascarell, para el que definió como su "gobierno de los mejores" al estilo del presidente francés, Nicolas Sarkozy. Mas cumple así su promesa de contar con gente ajena a CiU pero merecedora del cargo por sus conocimientos.

De sus 11 consejeros, sólo seis salen del núcleo político de CiU y de la vieja guardia del ex presidente Jordi Pujol, cuatro de CDC y dos de Unió: los nombres convergentes son Felip Puig (Interior), Irene Rigau (Educación), Lluís Recoder (Política Territorial, Obras Públicas y Sostenibilidad) y Josep Lluís Cleries (Bienestar y Familia), mientras que los dos socialcristianos son Josep Maria Pelegrí (Agricultura) y Joana Ortega (Gobernación).

Otro de los protagonistas del futuro Gobierno es el profesor Andreu Mas-Colell, de perfil eminentemente académico, pero estrechamente vinculado a Convergència, por lo que no se le puede considerar propiamente un independiente. Quienes sí carecen de militancia política son el titular de Empresa y Empleo, el profesor de ESADE Francesc Xavier Mena, el nuevo consejero de Sanidad, el presidente de la patronal catalana de hospitales, Boí Ruiz, y la consejera de Justicia, Pilar Fernández Bozal, que es abogada del Estado jefe en Cataluña.

Ayer por la mañana, antes de la toma de posesión, Mas recibía el sí del socialista Mascarell, ex consejero de Cultura con el gobierno de Pasqual Maragall, a su oferta de volver a ocuparse de esta cartera. La incorporación de Mascarell, que abandona el PSC, es el fichaje más sonado de Mas, susceptible de levantar ampollas dentro del PSC, partido del que se había ido distanciando, identificado con el sector más catalanista de los socialistas.

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