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Más sitio para la bici y menos para el coche

En una segunda gran ofensiva municipal, la red de carriles bici ha comenzado a extenderse este verano más allá de las grandes avenidas y de las amplias calles principales de la ciudad.

el 16 sep 2009 / 06:46 h.

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En una segunda gran ofensiva municipal, la red de carriles bici ha comenzado a extenderse este verano más allá de las grandes avenidas y de las amplias calles principales de la ciudad. Desde ahora y hasta fin de año, a los más de 70 kilómetros de trazado ya existente se sumarán otros 30, con la diferencia de que esta vez los carriles se habilitarán sobre vías secundarias; esas calles de atrás de los barrios en las que los vecinos y transportistas aún encuentran, no sin dificultad y a menudo hasta irregularmente, el hueco donde dejar el coche. No podía tener el Ayuntamiento mejores intenciones ni mayor sentido de la responsabilidad en esta costosa -presupuestaria y políticamente- pero estimulante tarea de conseguir que los pedales sustituyan poco a poco a la gasolina, el sudor al humo y el ejercicio a los nervios; pero, no obstante, se equivoca en una cosa: la prioridad no puede ser nunca la bicicleta, sino el ciudadano, y es preciso entender que entre las obligaciones de quien gobierna la más sobresaliente es la de procurar compatibilizar el ejercicio de las libertades de todos, ya tengan una bicicleta en la terraza, un coche en la calle o una moto en el portal.

El propósito de crear más carriles bici, impecable en sí mismo y a todas luces una necesidad perentoria para empujar a Sevilla hacia el lado del futuro, debe compaginarse con la creación de los aparcamientos prometidos, así como otros no necesariamente de pago, y con el despliegue definitivo de los nuevos medios de transporte público que intentan sincronizar la ciudad con los tiempos, pero que aún están lejos de haberlo logrado. Así pues, hay que valorar el empeño de los técnicos municipales por reducir en lo posible el impacto de esos nuevos carriles bici sobre los estacionamientos en superficie pero también recomendar a las autoridades que tengan no sólo la capacidad, sino también la sensibilidad y la delicadeza que requiere un proyecto de este calado.

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