Una nueva matanza sacudió ayer Irak. Unos 50 reclutas del Ejército iraquí murieron en un atentado contra un centro de alistamiento en Bagdad, en uno de los ataques más sangrientos de este año, dos semanas antes de que EEUU complete la retirada de sus tropas de combate.
Según fuentes del Ministerio iraquí de Defensa, un terrorista suicida detonó el cinturón de explosivos que llevaba adosado al cuerpo entre cientos de jóvenes que esperaban turno para alistarse en las Fuerzas Armadas, en el barrio de Bab al Muazam, en el centro de Bagdad. El número de víctimas mortales causado por la explosión varía entre las 39 registradas por el Ministerio de Sanidad y las 48, según fuentes policiales y de Interior. Asimismo, la cifra de heridos, algunos de los cuales continúan en estado grave, fluctúa entre 57 y 129 personas.
El portavoz del centro de operaciones de Bagdad, el general Qasem Ata, reconoció que las medidas de seguridad en el centro de reclutamiento no eran suficientes. "Las medidas de seguridad adoptadas en comparación con el número de voluntarios que se habían presentado no eran suficientes", dijo Ata. Éste puntualizó que no se había tenido en cuenta la multitud de reclutas que iba a presentarse a las pruebas de ingreso y agregó que el lugar en el que habían sido convocados los aspirantes no era el más adecuado como "centro de voluntariado y de agrupación de ciudadanos".
Cuarta sangría del mes. Éste es el cuarto atentado que causa más de tres decenas de muertos en Irak en poco más de un mes y se une a la lista de acciones terroristas más graves registradas en 2010. En lo que va de año, la jornada más sangrienta fue la del 10 de mayo, cuando al menos 114 personas perdieron la vida como consecuencia de decenas de ataques perpetrados en todo el país por los miembros de Al Qaeda. Los más graves se produjeron en Basora (42 muertos en un mercado) y en Hila (36 muertos en un estacionamiento). El último atentado más sangriento ocurrido en Irak tuvo lugar el pasado 18 de julio, cuando 43 personas murieron y otras 40 resultaron heridas en un ataque contra miembros de las milicias progubernamentales Consejos de Salvación, en el pueblo de Al Balesem, al suroeste de Bagdad.
Esta cadena de ataques acentúa aún más las dudas sobre la capacidad del Ejército iraquí de mantener la seguridad en solitario, dos semanas antes de que EEUU complete la retirada de sus tropas de combate en el país árabe. Recientemente, y en previsión de esta retirada, tras la que quedarán 50.000 soldados estadounidenses en Irak con misiones de adiestramiento y protección, el Ministerio de Defensa iraquí lanzó una nueva convocatoria para reclutar jóvenes voluntarios. Yumaa Al Atuani, miembro de la coalición Alianza Nacional Iraquí, la tercera mayor del país, insistió en que la situación de seguridad en el país no es estable, "estén o no las fuerzas estadounidenses".
Al Atuani explicó en unas declaraciones a la prensa que el problema estriba en que el sistema de seguridad "sufre desequilibrios en diferentes aspectos como la incapacidad de los servicios de inteligencia, el armamento, la fuerza y la disciplina". Además, declaró que los grupos armados han demostrado su capacidad de atentar contra cualquier objetivo, atravesando incluso los cordones de seguridad.
Este aumento de la violencia, que causó un importante repunte del número de víctimas mortales en julio, cuando se registraron 535 muertos frente a los 284 de junio, es paralelo a la incertidumbre política que atraviesa el país y que preocupa en Occidente.
El ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, aseguró que el atentado de Bagdad busca "desalentar" a los iraquíes comprometidos con la recuperación de su país. "Al atacar a soldados y reclutas del Ejército, los terroristas apuntan a los instrumentos de la soberanía iraquí y buscan desalentar" a los iraquíes comprometidos con la recuperación de su país, declaró Kouchner. El ministro, asimismo, reiteró el "pleno apoyo de Francia a las autoridades y al pueblo iraquí en su lucha contra el terrorismo".
