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“Me interesa todo menos el fútbol. El tenis, en cambio, sí”

El poeta Pere Gimferrer presentó en la Pérgola de la Feria del Libro su última obra hasta la fecha, ‘Alma Venus’ (Seix Barral), acompañado para la ocasión por el periodista Jesús Vigorra

el 12 may 2013 / 01:00 h.

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 Pere Gimferrer, junto a Jesús Vigorra, ayer en la Feria del Libro de Sevilla. J.M. paisano (atese) Pere Gimferrer, junto a Jesús Vigorra, ayer en la Feria del Libro de Sevilla. J.M. paisano (atese) La Pérgola de la Feria del Libro de Sevilla acogió ayer la presentación de Alma Venus, el último libro del poeta catalán Pere Gimferrer, uno de los nombres capitales de la generación de los Novísimos, académico de la Lengua y destacado representante de la mejor lírica española actual. Acompañado para la ocasión por el periodista Jesús Vigorra, quien se refirió a Alma Venus como un ejemplo de “poesía fastuosa”, Pere Gimferrer desveló su sistema de trabajo: “No escribo con memoria consciente, surge un ritmo que da lugar a las palabras, y se va organizando un poema”, comentó, para añadir a renglón seguido: “Así surgen poemas que no tienen argumento, pero sí tema; no cuentan historias, pero sí hablan a través de la cercanía fonética o lingüística”, subrayó. El libro en cuestión se articula a través de un largo poema unitario, trufado de referencias al cine, la literatura, la pintura y la historia, pero que remiten a asuntos de candente actualidad. Así, el autor se refirió por ejemplo a su “pesimismo sobre la idea de la Europa unida, muy lejos de ser nueva”, dijo. Pero también quiso el autor de libros como Arde el mar –premio Nacional de Poesía 1966–, La muerte en Berverly Hills o Amor en vilo explicar cómo “la poesía consiste en una forma de conocimiento que no existía antes de él. Y también en una forma de tener una parte del tiempo separada del flujo natural del tiempo, y que ahonda en él”, agregó. Pero ese ejercicio no requiere, según Gimferrer, dirigirse al lector con otros recursos que los que son propios al poema: “En los últimos años, he pretendido dar libertad al lector para que capte de dónde viene cada cosa. Si el poema funciona como objeto por sí mismo, no hace falta nada más, podemos prescindir de las notas explicativas”, afirmó. Sí explicó varios detalles de la devoción del poeta italiano Pier Paolo Pasolini por Juan Ramón Jiménez antes de leer uno de los poemas de Alma Venus, alusivo a ambos maestros: “Un despacho de nubes, una historia/ de pechinas y sábanas tendidas:/ nubes sobre Moguer, J.R.J./ verde y azul, los únicos colores/ en trotacalles de marinería./ (¿Qué granados? Granadas del recuerdo,/ granadería al viento desgarrada.)/ En ningún sitio vivirá Moguer/ sino en aquellas nubes de invención,/ más que nubes, más Moguer/ en el poema que en la realidad...” Es sólo una pequeña muestra de las muchas referencias que encierran los versos de Gimferrer, desde el doble agente Paesa hasta el Che Guevara, pasando por Blas de Otero, Vicente Aleixandre, Paolo Ucello, Cranach, Rossellini, Villamediana, Heidegger, la Comala de Rulfo, el rais Nasser, Carles Riba, Virgilio, Maiakovski... “Como poeta me interesa todo, aunque hay excepciones: no sigo muy atentamente el fútbol, ni el baloncesto... El tenis en cambio sí”, matizó. Se permite incluso Gimferrer parar un encadenamiento de imágenes deslizando un verso que dice “no se me ocurre nada”, o contar episodios de su vida personal entre citas eruditas. Pero tampoco renuncia a la crítica social: “El tono de la poesía que empleo hace que resalte mucho el 20 por ciento de material social que contiene, por inesperado”, comentó con buen humor. Y acto seguido leyó La fullería del vivir, donde nada cuesta reconocer algo del clima de corrupción que nos rodea en estos tiempos:“La fullería del vivir: andamos/ con narices postizas, voz gangosa,/ tras el cartón, tras el papel maché,/ como en el pabellón de Villa Malmarana..”. Así transcurrió, entre citas y versos leídos, el acto poético más sobresaliente de esta edición de la Feria del Libro, que concluye hoy.

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