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Mediación con la conflictiva familia de San Jerónimo

Los vecinos de San Jerónimo, que ya no saben qué hacer para que una conflictiva familia de la calle Boquerón deje de amenazar y agredir a sus vecinos, se han puesto en manos de la Unión Romaní para que intente mediar en esta crisis vecinal.

el 14 sep 2009 / 21:52 h.

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Los vecinos de San Jerónimo, que ya no saben qué hacer para que una conflictiva familia de la calle Boquerón deje de amenazar y agredir a sus vecinos, se han puesto en manos de la Unión Romaní para que intente mediar en esta crisis vecinal, que el mes pasado obligó a una joven a abandonar su casa por miedo.

La Unión Romaní, dedicada a la defensa de la comunidad gitana, será la encargada de dirigirse a esta difícil familia de San Jerónimo, que está realojada en un piso por los servicios sociales municipales pero que se muestra incapaz de convivir.

Tras numerosos incidentes con otros vecinos, la gota que colmó el vaso fue el acoso contra Raquel, una joven de 31 años que en octubre, siete meses después de comprar su casa, decidió refugiarse de nuevo en la de sus padres tras recibir una paliza que le rompió la nariz y una costilla, y más tarde un intento de atropello. La chica está sometida a tratamiento para intentar superar la ansiedad.

La marcha de esta chica, con la que nadie sabe por qué la tomaron las mujeres de esta familia, no apaciguó los ánimos: hace unas semanas agredieron a otra mujer, embarazada, y la amenazaron con incendiar su piso. La mujer, además, era gitana como la familia acosadora, lo que provocó un enfrentamiento entre los parientes de ambas partes. "No veas lo calentito que sigue el barrio", decía ayer una vecina.

Los propios vecinos han optado, después de hacer gestiones con el Cecop Social, la Policía Nacional y los juzgados, por pedir además la intervención de la Unión Romaní. Como la problemática familia es gitana, la entidad, con muy buenas relaciones entre los mayores de esta comunidad, intentará que sean los patriarcas, muy respetados en la cultura gitana, los que busquen una solución que evite que los conflictos vayan a más. Sin embargo, dado que durante las fiestas navideñas sería complicado, la Unión Romaní esperará a enero para iniciar estos trámites.

La Delegación de Bienestar Social, informada de todos estos trámites, ha pedido que se la avise de cuándo comenzará la mediación para tratar de impulsarla en lo que sea posible, según informaron ayer fuentes vecinales. El Cecop Social, por su parte, está en contacto continuo con la familia de Raquel para interesarse por la evolución del caso, que lleva varias semanas estancado; y está a la espera de juicio tras las tres denuncias, por otras tantas agresiones, que interpuso Raquel ante los tribunales y que todavía no se han resuelto.

La joven está más tranquila desde que ha vuelto a vivir con sus padres, aunque toda la familia sigue manteniendo "precauciones" cuando se acercan a la casa, a la que van de cuando en cuando por temor a que sea ocupada o dañada si permanece vacía y sin atención mucho tiempo. "Tenemos que andar con cuidado cuando vamos, y cuando nos los cruzamos en el supermercado nos andamos con mil ojos", decía ayer la madre de la joven agredida.

expulsados. La familia que ha creado esta difícil situación lleva viviendo en el piso de la calle Boquerón desde 2004. Como se dedica a la chatarra, ha llenado de hierros las zonas comunes del bloque. Los demás vecinos denuncian que los amenazan, que roban en los patios interiores y que han llegado a esgrimir armas blancas, causando temor del barrio.

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