Así empezó y así acabó el Betis.
El Betis ganó en Soria de milagro, con fortuna y porque tuvo un poquito de la mucha puntería que le faltó al Numancia. Dentro de unos meses, si asciende a Primera, lo que todo el mundo recordará de su visita al Numancia es el frío que hacía aquella tarde de diciembre y que ganó por 1-2, pero pocos se acordarán de que jugó muy mal. Eso será en unos meses. Ahora, hoy, un día después del encuentro, sí es el momento para que Pepe Mel reflexione sobre todo lo malo que hizo su Betis en Los Pajaritos.
Lo primero es el perjuicio que el famoso tridente provoca en el funcionamiento grupal. Es-tá muy bien lucir a Emana, Rubén Castro y Jorge Molina, y si los tres están en condiciones es evidente que deben jugar juntos, pero su coincidencia en el campo obliga a Mel a prescindir de un hombre en la medular y merma el nivel defensivo del colectivo. El Numancia, de hecho, mandó en la zona de creación cuando jugó con once y también cuando se quedó con uno menos, un dato como mínimo inquietante para el Betis. La verdad es que hace ya varios partidos que el primer mandamiento de Mel, tener el balón, es historia, y si no se nota en la clasificación es sólo por la inmensa pegada que hay en la plantilla.
Por cierto, escorar a Juande a la derecha no le hace ningún bien al motrileño. Por ahí entró ayer Cedric como Gordillo en los viejos tiempos y por ahí casi se le va el partido a los verdiblancos. Lo bueno para ellos es que jugando bien o mal, con frío o con calor, ganan. Pero Mel es autocrítico y seguro que hoy, más que nunca, mirará más allá del resultado.
