Horas faltan para que el Betis reciba a la Real Sociedad y Pepe Mel empiece a discernir si su futuro permanece en Heliópolis o comienza a negociar su finiquito con los administradores concursales y compañía. Es por eso que el técnico, que no es tonto, admitió ayer que "puede ser" su partido más duro. "No sé qué va a pasar si el resultado es malo", confesó. Pero también recordó que la temporada pasada se enfrentó a "situaciones parecidas" y de todas salió. Es más, se aferró al "cariño más allá de lo razonable" que le profesa la afición para intuir su supervivencia a largo plazo: "Estoy convencido de que en junio me estaréis preguntando por los fichajes de verano. Cuando miro adelante me veo en junio en el Betis, no en el lunes. No tienen por qué pasar tantas cosas malas. Yo siempre pienso que vamos a ganar", sentenció.
Hace bien Mel en pensar sólo en derrotar a la Real. Como él dice, preocuparse por lo que no está en sus manos es inútil. "Yo me centro en ganar el partido, de lo demás no me voy a preocupar porque no depende de mí. Mirar más allá es un lujo para un entrenador. Yo no sé qué va a pasar mañana", alegó Mel, que en todo caso es consciente de su coyuntura: "Sé lo que es un entrenador de fútbol. Tengo el cariño de la afición y tengo el apoyo del vestuario y del consejo, pero esto es fútbol profesional y lógicamente hay que sumar puntos".
Esos puntos serán buscados por el Betis ante un adversario que es el colista de la Liga, aunque ese dato, sinceramente, no parece importarle a Mel. Su obsesión es que sus jugadores dejen de cometer los fallos que los han arrastrado a este hoyo de ocho jornadas sin vencer. "Estamos dejando de ganar por errores propios y por tanto, aun sabiendo las virtudes del rival, los importantes somos nosotros. En Villarreal no ganamos pero tampoco debimos haber perdido, influyeron nuestros errores y es de lo que estamos hablando toda la semana. Tenemos que ganar pero también tenemos que no perder. Nuestros errores no pueden ser una ventaja para el rival", pidió.
El entrenador del Betis comparó este encuentro con dos anteriores. El primero, el del Málaga (0-0): "El equipo dio una muestra de madurez y responsabilidad tremenda y no le pudieron los nervios, venía de seis derrotas y estuvo mejor que un equipo estructurado para jugar la Champions". Y el segundo, el del Rayo (0-2): "Parecía propicio, hicimos 80 minutos francamente buenos y en los 10 últimos perdimos. Depende de nosotros, de nuestra intensidad, de estar acertados arriba y no cometer fallos atrás. Es decir, las cosas que nos están haciendo no puntuar". Tras este análisis, Mel auguró que habrá "un poco de ansiedad", otro enemigo más: "No hay que ganar en el minuto 5, el 15 o el 20; hay que tener cabeza", volvió a solicitar. "Todo el club se merece que el equipo gane. Es el momento", sentenció. Para eso, claro, el Betis tendrá que hacer algún gol. El míster reconoció que empieza a ser una obsesión... colectiva. "Todo el mundo se quiere implicar en esta tarea y eso nos desarma porque dejamos igualdad o inferioridad numérica atrás. Debemos estar bien escalonados", dijo.
Mel también valoró la visita de Miguel Guillén, José Antonio Bosch y Vlada Stosic a la plantilla. Agradeció el gesto, aunque lo consideró innecesario. "El presidente vino a mostrar el apoyo de todo el consejo, algo que no hacía falta porque lo demuestra en el día a día, y los jugadores se comprometieron a dar todo. A ganar no, porque eso sólo lo sabe dios, pero sí le podemos asegurar trabajo y el compromiso de que los once en el campo van a dejarlo todo hasta que el árbitro pite", resumió Mel, que defendió a sus jugadores igual que ellos lo han hecho con él: "Las palabras palabras son y se las lleva el viento. Todo lo que digan todos está muy bien, pero el apoyo se hace con hechos y el mayor apoyo de los futbolistas es su compromiso, cómo se entregan y ver que son los más destrozados si no se logra el objetivo tras el partido".
