En el marco de las actividades paralelas del Sevilla Festival de Cine Europeo (SEFF) 2014, el director de cine Fernand Melgar ha ofrecido en la Universidad Pablo de Olavide (UPO)

de Sevilla la clase magistral Cine social sin fronteras sobre su trabajo. El director suizo de origen español recibió ayer el Premio Rosario Valpuesta otorgado por la UPO y dotado con 3.000 euros, en colaboración con el SEFF, para destacar la defensa de los derechos sociales en el cine, logro que él representa.La clase magistral incluyó la proyección de uno de sus documentales sobre temas sociales, la película Exit, de 2005, considerada fundamental en su filmografía. Melgar aborda en ella el asunto de la eutanasia a través de la asociación cuyo nombre da título a la película y que, dentro de la legalidad, proporciona ayuda para el suicidio a personas con enfermedades terminales.

Fernand Melgar, quien además ha participado en el SEFF con el documental L’Abri, proyectado en la Sección Nuevas Olas No Ficción, recibió ayer en la gala de clausura del festival el Premio Rosario Valpuesta La UPO ha instaurado en colaboración con el SEFF el nuevo Premio Rosario Valpuesta, que lleva el nombre de la primera rectora de esta joven universidad pública, para «conservar y difundir la obra solidaria, los valores y el legado intelectual» de la que fue su rectora y para «promover y difundir la protección de los derechos humanos», por lo que en futuras ediciones del SEFF se otorgará a filmes que reúnan esas características y sean presentados a cualquier de sus secciones. Para la UPO, Melgar «es uno de los cineastas cuya obra ha abordado con mayor valentía y sobriedad el controvertido tema de la inmigración en Suiza y los derechos humanos». La fallecida Rosario Valpuesta, primera rectora de una universidad andaluza, además de por su labor académica, se distinguió por su defensa de los derechos sociales.

Melgar muestra en el descorazonador documental L’Abri –nombre de un albergue de inmigrantes– la lamentables situaciones que viven estas personas en el país centroeuropeo. La película, cuyo título también podría traducirse como El refugio, expone de manera rotundamente periodística las vivencias de los trabajadores y las distintas personas que acuden a un refugio nocturno para personas sin hogar de Lausana, dando pie a que se introduzcan sus historias personales, su día a día. Mientras tanto, cada día el refugio abre sus puertas, ofrece camas y alimentos, la realidad no varía, pero el invierno llega. Su mecanismo es simple, primero admiten a las mujeres y los niños, pero de ahí en adelante se elige a las personas a dedo, originando no pocos conflictos y peleas, que son retratados fielmente en la película.

«La migración es algo que ha ocurrido desde que el ser humano existe», apunta Melgar, «solo que ahora una serie de grupos políticos han hecho, a través de mentiras, que parezca el problema número uno de los suizos». «Hoy día hay una guerra sorda contra la inmigración clandestina en Europa. En muchos países la han elevado a la categoría de crimen. La Unión Europea está cerrando sus fronteras, hasta convertirse en una cárcel, tanto para los guardias como para los detenidos», lamenta Melgar. «Estos tiempos me recuerdan a los años 30 en Europa. Por ejemplo, en Suiza, la representación del inmigrante, y ni siquiera el ilegal, por parte de un partido político es una rata o un borrego negro. En este país, templo de los derechos humanos, donde se conserva la convención de Ginebra, colgamos por las calles la representación del ser humano como rata», dice.

Sin embargo, ha sido el propio Gobierno suizo quien ha alentado el filme. «Es un país paradójico, porque puede dar lugar al sistema que muestro en la cinta, pero al mismo tiempo tiene una gran capacidad de autocrítica. He sido el primer realizador que ha podido entrar en un centro de detención en Europa y el Gobierno suizo ha financiado una tercera parte de la película... Suiza es un país raro», concluye Melgar, un realizador que no duda en calificar su trabajo como «cine de la intranquilidad».