Cultura

Menéndez Salmón desgrana los miedos actuales

El escritor asturiano Ricardo Menéndez Salmón desgrana en su nueva novela Derrumbe (Seix Barral) los miedos contemporáneos, individuales o colectivos, en los que la tecnología y la cultura de la imagen tienen "un peso importante", indicó el autor. (Foto: José Manuel Cabello)

el 15 sep 2009 / 05:38 h.

El escritor asturiano Ricardo Menéndez Salmón desgrana en su nueva novela Derrumbe (Seix Barral) los miedos contemporáneos, individuales o colectivos, en los que la tecnología y la cultura de la imagen tienen "un peso importante", indicó el autor. Así, afirmó que el mal y el miedo son las claves del mundo en el que vivimos, sobre todo a raíz del cambio de siglo, en el que "se nos vendió la idea de que la historia llegaba a su fin", lo que ha servido de estrategia para "controlar a las personas", pues "no hay método más poderoso para conseguir el control que alimentar el miedo y, con éste, de paso, el consumo".

Durante la presentación de la novela en Sevilla, Menéndez Salmón reveló que este nuevo libro es "coherente" con su obra anterior, la aplaudida Ofensa, una de las revelaciones literarias del 2007, pues el mal, el terror o la violencia se convierten de nuevo en los motivos básicos del texto. No obstante, Derrumbe, que ha conquistado su segunda edición apenas tres semanas después de su salida al mercado, presenta dos novedades que pasan, primero, por el contexto temporal en que se desarrolla la acción: el presente, el "aquí y ahora" que impelen al lector a participar activamente en la historia, y, por otro lado, por el género del que bebe, el thriller, pero "llevado a sus límites, dinamitado".

Derrumbe es una novela coral estructurada en tres partes en la que la trayectoria de los personajes se entrecruzan dibujado una retícula, apuntó el escritor, de modo que el texto resulta salpicado de pistas, "algunas falsas", que acaban concluyendo concéntricamente.

En la primera parte, Menéndez Salmón narra los avatares de un psicópata que abandona siempre un zapato en el lugar de sus víctimas y que es el vínculo entre el resto de personajes y capítulos de la obra: un grupo de adolescentes violentos que practica un terrorismo "atípico por lo desterritorializado" y un padre que tiene dificultades para relacionarse con su hija adolescente. En esta línea, el autor señaló que los jóvenes encarnan una reflexión sobre el terrorismo ajeno a cuestiones territoriales y entendido como "reacción a un mundo perverso fundado sobre la cultura del simulacro y lo material, que no procura una vida más plena o placentera".

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