"Si coge el periódico mañana, verá alguna noticia que tiene que ver con los protagonistas. En Sevilla, seguro que está pasando ahora mismo". Así explica el director de Mercado libre, Jesús Cracio, el "teatro inmediato" con el que define esta obra que se representa hoy y mañana (20.00 horas) en el Teatro Central.
En ella, los personajes tienen los crípticos nombres de a y b porque el autor, Luis Araújo, decidió hacer "un texto muy sintético, un trabajo minucioso a la par que desdibujado y que no te indica nada: ni dónde están, ni cómo van vestidos, ni si se emocionan", afirma el director, que, por no dejarlo en el vacío, dejó estas dos indicaciones.
Así, a (el televisivo Daniel Freire) es un abogado escaso de escrúpulos interesado no sólo en el físico, sino también en comprar el amor de b (Yoima Valdés), una caribeña que llega buscando el progreso a la que las circunstancias la llevan a prostituirse.
Bajo esta trama, "la función trata del dinero en este mundo, de una mujer que viene del tercer mundo y su único acceso al estado del bienestar es la prostitución. Se habla en la obra de la falta de ética y de moralidad en nuestra sociedad", comenta Cracio, quien añade que, además de a y b, también hay ciudadanos de clase "c y d... Quien haya ido alguna vez al África profunda, a Asia o la Latinoamérica interior, verá una pobreza extrema y cómo esa gente conoce a través de la televisión el estado del bienestar, que nos da insatisfacción, porque lo queremos todo".
Debido a esta visión que Cracio le ha dado al texto, puede hablarse de que la obra que hoy se estrena en Sevilla es "hiperrealista, porque va más allá del realismo en su afán por que se vea bien bien el sufrimiento de esas almas".
Son tiempos muy propicios para esta propuesta dramática, pues el capitalismo no pasa por su momento más boyante. Con la crisis económica en la que Occidente está sumido, las críticas le han llovido al sistema. Sin embargo, Mercado libre es un proyecto que nació hace dos años, es decir, poco antes de que ésta estallase.
Según razona el director teatral, "no busco ninguna moraleja" porque "odio eso. Se trata de proponer, mostrar y enseñar, no de darle lecciones al espectador".
